Protagonismo e influencia. Eso parece decidido a lograr el dirigente palestino Marwan Barghouti, en un año cargado de aniversarios para el conflicto palestino-israelí, pese a que todos los focos están desde hace rato en la guerra civil siria que ya completó su sexto año. Así en 2017 se cumplen 100 años de la Declaración Balfour, con la que el gobierno de Londres abrió la puerta a la creación de un Estado judío en el territorio de la Palestina del mandato británico; 70 años desde que Naciones Unidas aprobó el plan de partición para la creación de un Estado judío y otro árabe en el mismo territorio, y 50 años desde la Guerra de los Seis Días tras la cual Israel controló Cisjordania, Jerusalén Oriental, la Franja de Gaza, la Península del Sinaí y los Altos del Golán.
Como si fuese poco, este año Barghouti cumple 15 años desde que entró en prisión por terrorismo y donde cumple cinco cadenas perpetuas por el asesinato de cinco israelíes y 40 años de prisión por otro intento de asesinato. Todo eso durante la llamada Segunda Intifada, el levantamiento palestino que se desarrolló entre 2000 y 2005. Ahora, desde la cárcel israelí de Hadarim golpeó el tablero político de Medio Oriente como el líder de una huelga de hambre en la que participan más de un millar de presos palestino. Y logró que el mismo día que comenzaba la huelga el diario estadounidense The New York Times publicara una columna de su autoría.
Marwan Barghouti era considerado por Israel como el líder del Tanzin, el brazo armado de Fatah, el partido del fallecido Yasser Arafat y del actual Presidente palestino Mahmoud Abbas. Desde su ingreso en prisión se fue convirtiendo en el dirigente palestino más valorado por los habitantes de los territorios. No se trata de un fanático y sí más bien de un político: habla hebreo y tiene amigos israelíes, y para muchos analistas está claro que su paso por la cárcel solo contribuye a convertirlo en un líder nacional.
Tanto la huelga de hambre como su artículo en el Times buscan denunciar los supuestos abusos que sufren los presos palestinos. "Israel ha establecido un apartheid judicial que garantiza la impunidad para los israelíes que han cometido delitos contra los palestinos y que criminaliza la presencia de la resistencia palestina", sostuvo Barghouti. "Los prisioneros sufren torturas, tratos degradantes e inhumanos y falta de asistencia médica, algunos han muerto durante su detención", sostiene el dirigente.
Las autoridades israelíes respondieron con fuerza a la estrategia de Barghouti. Aseguraron que "no negociarán" con los presos en huelga de hambre: "Son terroristas y asesinos encerrados que reciben lo que se merecen y no tenemos razones para negociar con ellos", dijo el ministro israelí de Seguridad Interior, Gilad Erdan. Barghouti fue puesto en régimen de aislamiento en otra prisión "por instigar un motín y liderar una huelga de hambre", explicó Erdan. Y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuestionó al Times: "Llamar a Barghouti 'líder político' es como llamar a (el Presidente sirio) Assad 'pediatra'. Son asesinos y terroristas". Luego de una oleada de críticas, el diario publicó una nota anexa donde se aclara por qué Barghouti está en prisión.
Sin embargo, con esta huelga Marwan Barghouti no solo ganó terreno político frente al gobierno israelí, sino también frente el Ejecutivo que lidera el Presidente palestino, Mahmoud Abbas. "Si se producen complicaciones y la huelga se extiende en el tiempo, podría tomarse la agenda diplomática y de seguridad (israelí), en un momento cuando la administración Trump está declarando su intención de reiniciar el proceso de paz", escribió el analista del diario israelí Haaretz, Amos Harel. Pero -sostuvo- la huelga también tiene que ver con las luchas de poder entre los palestinos: "El liderazgo de la Autoridad Palestina oficialmente respalda la huelga, pero en realidad le preocupa, por la posibilidad de que puedan mejorar la situación (política) del líder encarcelado".
En la misma línea el diario palestino Al Resalah, que citó una fuente informada de la Autoridad Palestina, consideró que Barghouti pretende recuperar su influencia dentro de Fatah a través de la acción de protesta.
"Claramente las cosas se están moviendo para arriba en Medio Oriente, considerando la reunión del próximo mes entre Trump y Abbas, con la perspectivas de volver a las negociaciones de paz y la posibilidad de que se convoquen a elecciones palestinas. Marwan (Barghouti) obviamente es un factor importante en todo eso, tanto como un líder político que como prisionero", dijo a La Tercera, Sari Nusseibeh, catedrático palestino y ex presidente de la Universidad Al Quds, de Jerusalén.
De esta forma Marwan Barghouti buscaría forzar para que Abbas mueva las fichas. Esto es, que convoque a elecciones presidenciales. Abbas fue elegido en 2005 y no se han convocado comicios presidenciales desde entonces. En caso de realizarse Barghouti, pese a estar preso, se presentaría como candidato, y casi con seguridad -según sondeos del Centro Palestino de Política e Investigación y Encuestas- las ganaría, derrotando a otros postulantes de Fafah y de Hamas, el grupo que controla la Franja de Gaza.