La huelga sindical de los trabajadores de Metro mantenía paralizadas hoy por cuarto día consecutivo las siete líneas del subte que moviliza a un millón de pasajeros en Buenos Aires, convertida en un caos de tránsito con extensos tacos en las principales avenidas.
El sindicato, que agrupa a unos 2.500 trabajadores, amenaza con extender el paro ante la falta de respuesta a sus reclamos salariales, en medio de una larga disputa política entre el gobierno federal y el de la ciudad, que incluye la administración del medio de transporte.
"No va a haber subte por un tiempo largo a no ser que recibamos una respuesta rápida y concreta para resolver las paritarias (negociaciones salariales)", dijo Néstor Segovia, dirigente del sindicato del sector.
Los trabajadores exigen a la empresa privada a cargo del servicio un 28% de alza en sus haberes, aunque Segovia sostuvo que "nadie nos ha llamado para negociar las paritarias", el mecanismo de discusión salarial entre los gremios, los empresarios y el estado.
El transporte urbano estaba colapsado esta jornada con interminables filas en los paraderos y los automovilistas en muchos casos demoraban hasta 15 minutos en recorrer 100 metros para desplazarse al centro de la ciudad, mientras muchos optaban por la bicicleta o directamente armarse de paciencia y caminar.
La capital argentina tiene una población estable de casi tres millones de habitantes aunque en los días laborables otros tres millones de personas ingresan desde la periferia.
En tanto, más de 1,3 millones de vehículos circulan por día en jornadas normales por Buenos Aires, incluidos 36.000 taxis y 9.800 buses del servicio de transporte, cuando hace diez años la cifra total era de 750.000, según datos oficiales.
El metro, de 56,7 km de extensión, conecta con las principales estaciones ferroviarias que unen la capital con su poblada periferia (más de diez millones de habitantes), así como también llega a la mayoría de los barrios, aunque los usuarios se quejan por las frecuentes demoras.
En medio del conflicto político, el gobierno federal sostuvo que traspasó en enero el control del metro a la capital, mientras que el alcalde de la ciudad Mauricio Macri, principal líder opositor y aspirante presidencial en 2015, lo niega y dice además que sólo se hará cargo del servicio cuando las autoridades federales le transfieran fondos para invertir en la mejora del transporte.
El gobierno porteño decidió no obstante meses atrás un aumento en el precio del boleto del metro de 127%, de 1,10 pesos (22 centavos de dólar) a 2,50 pesos.