Ayer se presentaron los resultados del primer Simce nacional de Escritura que se realizó en el país a 213.537 alumnos de sexto básico, y entre sus descubrimientos reveló que los estudiantes tienen problemas en la puntuación de textos y en el desarrollo de ideas y vocabulario.

Esta medición, además, contempló indicadores co-mo la Adecuación al propósito, la Coherencia y la Cohesión, y se calculó en cuatro niveles.

"Se puede entender el nivel 1 como insuficiente, el 2 de un aporte básico, el 3 de desarrollo y el 4 como adecuado", explica Juan Pablo Valenzuela, experto del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, Ciae.

"Y según eso, podemos observar que en puntuación, uno de cada cinco alumnos logra el nivel adecuado y uno de cada 10, en desarrollo de ideas y vocabulario", agregó.

Para Valenzuela, estos resultados evidencian que "la escritura de los niños de sexto básico es tremendamente deficitaria".

El Simce en Escritura consideró una escala de cero a 100 puntos y fijó el promedio nacional en 50 puntos. También, reveló una brecha de 10 puntos en el puntaje promedio según el nivel socioeconómico de los estudiantes, no relacionado con el colegio de origen (ver infografía).

"Es una diferencia importante (...) en los estratos más altos, variables como el capital cultural de los padres y el contexto de la escuela ayuda mucho a los estudiantes", señala Carlos Henríquez, secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación.

"La diferencia la está haciendo la familia, no el colegio", agrega la académica UC y experta en alfabetización inicial, Malva Villalón.

También se indicó que las mujeres presentaron mejores resultados, con un promedio de 52 puntos, versus 48 de los hombres. "Esto responde a una tendencia internacional, por eso el desafío está en lograr captar el interés de todos los niños por igual y evitar la estigmatización", señala Henríquez.

Este primer Simce de Escritura consideró habilidades en planificación, producción, revisión y edición, y arrojó que los estudiantes comprenden mejor la tarea cuando se les solicita narrar (50,2%) que cuando se les pide informar (38,5%) u opinar (35,8%). Y que al escribir textos informativos, los estudiantes realizan listados y no desarrollan sus ideas. Esto se debería, según Villalón, a que "cuando les pedimos a los docentes que les lean un texto a un niño siempre les leen un cuento y ponen el foco un tipo de género, que es la narración, cuando los textos que se les exige leer en la adultez son textos informativos, desde manuales hasta el suministro de remedios".

"Hay que hacer cambios y el primero es de conceptualización, de que la forma de aprender no es poner por escrito lo que se lee. Se requiere de una producción, de un pensamiento organizado, que no mejora a través de la copia ni la caligrafía", afirma Villalón.

Los resultados de esta medición serán entregados de forma personalizada a cada colegio, para que sea utilizado como material de apoyo para superar deficiencias.