Metro gratuito, buses de acercamiento en zonas rurales y una campaña del gobierno para incentivar el voto. Estas fueron parte de las iniciativas que se realizaron para revertir el escenario de las últimas dos elecciones que reflejaba una baja participación de los chilenos a la hora de acudir a sufragar. A pesar de todas estas medidas, la historia se repitió. La participación de los votantes llegó ayer al 46,1%. De acuerdo a las cifras del Servel, al 98,6% escrutado, los votos emitidos fueron 6,6 millones de un padrón electoral de 14,3 millones, que incluyen a los chilenos en el extranjero. Así, el 53,9% no fue a las urnas.
La última elección comparable con la jornada de ayer fue la primera vuelta presidencial de 2013, cuando los votantes llegaron al 50,09% y ya estaba en marcha el sistema de inscripción automática y voto voluntario. Luego, en las municipales del año pasado, la cifra de participación bajó aún más, dado que se registró un 35,8%.
El analista político y militante de la UDI Gonzalo Müller manifestó que la cantidad de gente que participó en las elecciones "estuvo dentro de lo esperado, parecido a la cifra de 2013". En cuanto a la baja en la participación entre ésta y la última elección presidencial, indicó que "el padrón crece automáticamente, se inscribe a personas que no están interesadas. Entonces, el crecimiento de éste siempre va a ir por delante de lo que crece la gente que tiene interés en participar".
Müller indicó, además, que "para aquellos que esperaban una caída fuerte de la participación, no se produjo. Se mantuvo".
Para Mauricio Morales, director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, el número de personas que acudió a votar "fue lo que se esperaba. De hecho, fue el único resultado que las encuestas de opinión pudieron pronosticar de manera más o menos razonable".
El analista añadió que "la participación estuvo cerca del 45%. Fue inferior en términos absolutos y en términos relativos en comparación con 2013. Ese año votó casi la mitad del padrón en primera vuelta. Desde esa perspectiva, uno puede decir que la participación retrocedió, a pesar del número de candidatos en competencia, de que cambió el sistema electoral para elegir legisladores, de que había más candidatos en la calle haciendo campaña y de que en la Cámara compitiesen 84 repostulantes".
¿Voluntario u obligatorio?
La caída de la votación que se ha registrado desde que entró en vigencia el sistema de sufragio voluntario en 2012 ha generado debate entre los expertos sobre si se debería volver a la obligatoriedad. Los expertos, eso sí, se decantan en su mayoría por mantener la modalidad actual.
Mauricio Morales manifestó que "el establecimiento del voto voluntario ha sido la peor reforma política que se ha hecho en los últimos años y hasta ahora no he visto que varios de quienes apoyaron esta reforma estén dando la cara". Sin embargo, respecto de la posibilidad de volver al antiguo sistema, señaló que "no, por ningún motivo. Sería apagar el fuego con bencina, porque en estos momentos los niveles de desafección son tal altos, que reponer el sufragio obligatorio implicaría que aquellas personas que están desafectas con la política y se ven obligadas a ir a votar, lo más probable es que lo hagan por alternativas no institucionales. Muy probablemente lo harían por alternativas populistas".
Por otro lado, Müller indicó que "hay que revisar institucionalmente qué quiere el país. No es cosa de mover una tecla. Yo creo que queda mucho por hacer en materia de participación. Por ejemplo, tener un padrón inteligente, no sólo confiable, que hiciera más fácil votar".
Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la U. del Desarrollo, señaló que cambiar el sistema no tendría mayor impacto. "El problema es más de fondo. No tiene que ver con obligar a la gente a votar. Las personas, lo que están diciendo, es que no tienen interés en las elecciones, porque en algunos casos no ven que el candidato sea atractivo. Eso es un tema de fondo". Agregó que "soy contrario a esas tesis de que la calidad de la democracia se mide por la participación. Eso no es verdad en Suiza, ni en Estados Unidos, ni en muchos países donde hay voto voluntario".
Esta fue, además, la primera elección presidencial en que está vigente la ley que regula y limita la publicidad de las campañas. Esto, según los analistas, también pudo ser un factor para que la gente decidiera no ir a votar. "Si bien la intención era positiva, se sobrerreguló. Se estranguló la campaña y creo que se pasó a llevar la lógica y necesidad de tener un voto informado. Es muy difícil para un ciudadano evaluar alternativas que no conoce", indicó Müller.
Morales, por su parte, dijo que "quienes estuvieron en la Comisión Engel les pegaron en la línea de flotación a las campañas político-electorales, que consisten en masificar la información y tratar de que los candidatos puedan dar a conocer sus ideas. Al limitarla tanto, se produce el efecto contrario al esperado".