Por los próximos dos años Haroldo Brito deberá desempeñarse como presidente de la Corte Suprema, luego de que hoy, por 14 votos contra siete, fuera elegido para suceder a Hugo Dolmestch en el cargo a pesar de no ser el mayor de la instancia como lo celebra la tradición. Esto ya que los dos jueces con más edad que él, Héctor Carreño y Carlos Künsemüller, rechazaron asumir como titulares.
Abogado de la Universidad de Chile y masón, Brito -que en 2008 fue elegido como el mejor juez del año- es reconocido por representar el ala más progresista del máximo tribunal e incluso es un referente para los jueces más jóvenes y liberales del Poder Judicial.
Hasta ahora, se desempeña como presidente de la Cuarta Sala (laboral) de la instancia y con él se han visto reforzadas las líneas más "pro trabajador". Pese a esto, sobre la llegada de Sebastián Piñera a La Moneda, quienes lo conocen señalan que no tendrá un estilo incendiario ni agenda propia. Según publica Pulso, en el Poder Judicial aseguran que es un "fanático institucional" y que en momentos decisivos intentará tener una postura mesurada.
Así lo evidenció hoy en un punto de prensa luego de la votación, ya que manifestó que la llegada de un nuevo gobierno "es una cuestión que tiene que ser enfrentada desde una perspectiva de la cooperación y la coordinación entre los distintos poderes del Estado. Ciertamente eso se ha dado y tendrá que seguir dándose".
La misma mesura tuvo para responder consultado por el eventual cierre de Punta Peuco, cuando se limitó a decir que lo que ocurra con el penal es potestad de la Presidencia y que "no es bueno que uno opine cosas de las que no se tiene tuición ni tribuna". Su nombramiento podría ser clave, por otra parte, para el debate de la Nueva Constitución, ya que desde su entorno aseguran que Brito comulga con las demandas.
Brito, que es integrante desde hace nueve años la Suprema, es admirado, además, por ser uno de los pocos magistrados que durante el régimen militar intervino a favor de presos políticos. De hecho, de acuerdo a una publicación de La Tercera, acogió recursos de amparo cuando era juez en Valparaíso y logró la liberación de un grupo de universitarios que habían sido detenidos por agentes del Estado a comienzos de los 80.
Un integrante del Poder Judicial asegura que "el juez Brito es como el Frente Amplio de la Suprema".
La elección del juez, sin embargo, no estuvo exenta de polémicas, ya que una parte de la Suprema consideraba que su relación de años con Lya Cabello, fiscal judicial del Máximo Tribunal, podía generar inhabilidades en el funcionamiento de la magistratura, además de un tema ético.