Los chilenos estamos viviendo cada vez más, y si bien ello es un reflejo de un mayor desarrollo, la otra cara de la moneda es que aumenta la presión sobre el sistema de pensiones.

La esperanza de vida de las chilenas hoy llega a los 91,09 años, según la nueva tabla de mortalidad publicada por la Superintendencia de Pensiones (SP) junto a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), para el cálculo de las pensiones.

Esta nueva estimación implica un alza de 23 meses respecto de la última medición realizada en 2009, lo que aumenta el desafío para el sistema previsional si se considera que la edad de jubilación de las mujeres es de 60 años.

En el caso de los hombres, quienes jubilan a los 65 años, su esperanza de vida subió a 85,6 años, 11 meses más que lo previsto hace seis años.

La mayor sobrevida de las mujeres, indican las superintendencias, implica una baja de 3,42% en la primera pensión por retiro programado, respecto de las tablas vigentes. No obstante, señalan, ese porcentaje de la pensión no se pierde, sino que es redistribuido para cubrir la mayor longevidad y evitar que los fondos se agote antes del final del período estimado.

El efecto para la primera pensión de los hombres por retiro programado es de un menor ingreso de 3,06%, que al igual que en el caso anterior es prorrateado para cubrir la mayor sobrevida.

Las futuras pensiones por renta vitalicia también verán disminuido su monto.

La superintendenta de Pensiones, Tamara Agnic indicó que la evidencia recogida será traspasada a la Comisión Bravo, que revisa el sistema de pensiones local.

El subsecretario de Previsión Social, Marcos Barraza, aclaró que estas tablas se aplicarán a las nuevas pensiones, aquellas "que aún no se han entregado".

De hecho, el período de consultas de las nuevas tablas durará hasta el 1 junio de este año y las definitivas entrarán en vigencia el 1 de julio de 2016, cuando vencen las actuales.

Inquietud

Para Hugo Lavados, presidente de AFP Cuprum, "la prolongación de la expectativa de vida genera inevitablemente una mayor presión sobre los sistemas de pensiones porque las personas ahorran para un determinado tiempo y si ese tiempo se extiende se produce una baja en el monto de las pensiones".

"Antiguamente las personas comenzaban a cotizar alrededor de los 20 años, pero hoy en día la mayor parte de los jóvenes lo hace a partir de los 30 años. Se va a dar el problema de que las personas tendrán una vida laboral menor y las pensiones tendrán que financiar más años", advierte María José Zaldívar, gerenta general de la Corporación de Investigación, Estudio y Desarrollo de la Seguridad Social (CIEDESS).

Sobre el tema, el presidente de AFP Cuprum sostiene que una posibilidad de ayudar al sistema y así evitar este tipo de dificultades es que "dependiendo del estrato socieconómico de las personas se deberían confeccionar las tablas".

Por su parte, Zaldívar propone que "la edad de jubilación debería estar indexada con la expectativa de vida de las personas. Conforme aumenta la expectativa de vida se debería ir modificando la edad de jubilación", acota.

El economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, asegura que "el sistema de AFP no va a entregar soluciones al problema de las pensiones, no existe esa posibilidad. Postergar la edad de jubilación o diferenciar las tablas por nivel socieconómico le daría un respiro artificial al sistema y tendríamos de igual modo problemas en tres años más", expone tajante.