La masacre de más de doscientas personas en la localidad de Tremseh, en la provincia de Hama, que podría ser una de las más sangrientas desde el comienzo de la rebelión en 2011, vuelve a desatar las críticas de la comunidad internacional.

El enviado internacional para Siria, Kofi Annan, condenó lo ocurrido en Tremseh afirmando estar "consternado" por lo ocurrido. "Condeno estas atrocidades en los términos más duros posibles", agregó Annan, que urgió a los países con influencia en Assad a que lo obliguen a frenar la violencia de inmediato.

En tanto, Rusia, que ha boicoteado los intentos de condenar en el Consejo de Seguridad la represión en Siria, condenó tabién la matanza en la ciudad de Tremseh y demandó una investigación de los hechos para dirimir responsabilidades.

El régimen sirio, por su parte, volvió a responsabilizar de la violencia a supuestos grupos terroristas.

En tanto, los observadores de la ONU destacados en Siria estarían dispuestos a iniciar de inmediato una investigación de la masacre, según informó hoy el general noruego Robert Hood.

"Los equipos están listos para desplazarse y buscar una verificación de los hechos cuando haya un alto el fuego creíble", apuntó Mood durante una rueda de prensa ofrecida en Damasco.

Según la información proporcionada por el equipo de la ONU destacado en Hama, hoy continúan en Tremseh los enfrentamientos desatados el jueves.

La oposición siria culpó hoy en parte a la comunidad internacional de la masacre de Tremseh y reclamó a los países que quieran proteger a la población que, de ser preciso, actúen fuera del Consejo de Seguridad de la ONU.

En este sentido, el Consejo Nacional Sirio y los Hermanos Musulmanes mostraron su decepción por la respuesta internacional, a la que le recriminan no haber detenido el derramamiento de sangre en el país, afirmando que no cumplen con sus deberes y criticando la actuación de Rusia e Irán, aliados de Damasco, y la labor al mediador internacional Kofi Annan, que esta semana se entrevistó con Assad y viajó a Teherán para impulsar una solución pacífica al conflicto.

Tras la masacre de Hula, donde el pasado 25 de mayo murieron 165 personas, muchas de ellas mujeres y niños, según la ONU, la comunidad internacional condenó enérgicamente la matanza y numerosos gobiernos occidentales acordaron expulsar a embajadores y diplomáticos sirios.