Cientos de personas asistieron  el viernes por la noche a una misa en la iglesia de Newtown en Connecticut, en homenaje a las víctimas de la masacre en una  escuela primaria que dejó 28 muertos.

La convocatoria de los vecinos de este pequeño pueblo fue tal que decenas  de personas quedaron fuera de la iglesia católica Santa Rosa de Lima, situada a  un par de kilómetros de la escuela Sandy Hook donde tuvo lugar la tragedia. 

"Esta es un tipo de comunidad en la que cuando cosas como ésta pasan, todos  tiran para adelante juntos", dijo al final del servicio monseñor Robert Weiss,  que convocó a la misa tras conocerse la noticia de la masacre.

"Como mucha gente aquí no tiene familia, los amigos son muy importantes. Y  esta noche vieron una evidencia de esto", agregó. 

Mientras Weiss brindaba su homilía, fuera de la iglesia la gente se  concentró en silencio, conmocionada por el ataque perpetrado por un hombre  fuertemente armado que dejó 26 muertos, entre ellos 20 niños, antes de morir.

Algunas personas encendieron velas y otras enlazaron sus manos en un gran  círculo y comenzaron a cantar canciones navideñas.

David Connors, padre de trillizos que estaban en la escuela donde se  produjo la masacre, trajo a sus hijos a la misa: "Están bien, es duro. Nunca  imaginé que algo así podía pasar aquí", afirmó con calma.

Cuando se produjo el ataque, los chicos -dos niños y una niña- "escucharon  ruidos, pero estaban en un sector separado del edificio" y fueron evacuados a  un cuartel de bomberos cerca de la escuela.

Para Ray Horvath, un jubilado que trabaja como voluntario en el  departamento de educación de Connecticut en Newtown, la misa trajo algo de  alivio.

"Es reconfortante ver la preocupación de toda esta gente. Ojalá tuviese fe,  porque eso me sostendría ahora", dijo este hombre al borde de las lágrimas.