Más de 10 años han pasado de aquella inolvidable jornada en Berlín. Esa en la que Marco Materazzi fue capaz de sacar de quicio al mismísimo Zinedine Zidane, uno de los mejores jugadores de la historia. Zizou se fue expulsado, mientras el duro defensor vio cómo Italia le ganaba a Francia en la definición a penales.
Materazzi, quien anotó el empate 1-1 de aquella final, sigue celebrando el mejor día de su carrera. En su casa puso un altar que recuerda el hecho, incluyendo un dibujo de aquel mítico cabezazo de Zidane. Al francés, eso sí, no le debe hacer mucha gracia.