"Vengo listo para boxear", dice Matías del Río a una de las personas que lo detiene en los pasillos de Chilevisión. El periodista, que regresó al país tras siete meses en Boston, se reintegra a Tolerancia cero este domingo, en el estreno de temporada a las 22:30 horas. "No necesita renovar las caras para ser bueno", dice sobre el panel del espacio, que completan Fernando Paulsen, Fernando Villegas y Felipe Bianchi; aunque esto podría cambiar cuando este último se vaya a Estados Unidos en junio. "Yo supongo que va a llegar un cuarto, o cuarta", dice Del Río. Durante su período sabático junto a su mujer y cinco hijos en Boston, aprovechó de tomar clases de ingles, ir de oyente a charlas en MIT y Harvard, y, también, mejorar sus capacidades culinarias: "Reto a la ganadora de Master Chef a superar mi carbonada", afirma. Ahora, Del río no sólo estará en TV, sino que se integra a Radio Duna, donde a partir del lunes será parte del programa Terapia Chilensis.

Por su parte Tolerancia cero volverá a las pantallas tras dos meses de intenso movimiento político, con los casos Penta y Caval : "Frente a esta especie de debacle institucional que se está produciendo, veo que reina más un ánimo de goce por ver quién cae hoy, que preocupación. Veo que hay cierta frivolidad". Y agrega: "La sociedad civil está viendo un espectáculo, como si el país no fuera de ellos, de nosotros".

¿Hubo alguna noticia con la cual extrañara estar en el programa?

No quise nunca estar aquí y tengo claro que nadie en su sano juicio dijo: "¡¿Por qué no está Matías del Río para escucharlo?!" (se ríe).

¿Cree que lo que ocurre hoy con Penta es un punto de inflexión entre la política y el empresariado?

Sí, sí. Sin duda. Yo no creo que sean los únicos ni los peores. Jugaban, eran un actor más, de un campeonato que tenía determinadas reglas del juego y códigos. Lo que yo espero es que cambie la cancha, que cambien los códigos de actuar y que cambien las relaciones. Para los jugadores, tenemos que construir un estadio nuevo. Pero en el estadio en que jugaba Penta, no lo hacía solo. Esa es uno de los típicos atajos de que le gusta al chileno, decir que porque está Penta, porque está Caval,  "¡Listo!". Pero, no señor, hay que seguir profundizando la investigación sin tampoco paralizar al país porque estoy esperando quién cae mañana. Quiero saber quién está pensando en mañana, quién se preocupa no de la urgencia, sino que de lo importante.

¿Cómo opina que fue el manejo del caso Dávalos?

El manejo fue pésimo. Después de lo que sucedió, Sebastián Dávalos no puede hacer en el Palacio de La Moneda una cuenta pública de su brillante gestión, cuando todo el mundo quería que lo echaran, y esto, como antesala para renunciar. Cuando pusiste a la Presidenta de la República en el problema en que la pusiste, no renuncias, te echan. Y yo, con el mayor respeto que le tengo a la Presidenta, creo que ahí se equivocó.

Otro factor que el periodista, recién llegado, considera escandaloso es la conferencia en que se dio esta renuncia, sin posibilidad de preguntas por parte de los periodistas: "No somos buzones, no somos radiotaxis que llevamos una grabadora. Cuando no hay contrapreguntas, los periodistas debemos pararnos e irnos".