Hace dos semanas, Matilde Ladrón de Guevara se levantó de su silla para encender la luz de su cuarto. Cayó y se golpeó la cadera. Estaba a días de cumplir 99 años y su estado era débil. Su hijo la llevó al Hospital Militar para que la atendieran y allí los médicos encontraron más que moretones: un cáncer se había propagado por todo su organismo. Había poco que hacer. A las 20 horas del sábado, la escritora falleció, dejando una producción literaria voluminosa y el recuerdo de una vida intensa, que la vinculó a personajes emblemáticos, como Salvador Allende, Pablo Neruda y Fidel Castro.

"Estaba irregular, unos días muy lúcida y otros casi no hablaba. Estaba perdiendo la audición", cuenta su hijo Marcial Arredondo sobre los meses finales de su madre. Los restos de la escritora serán velados hoy, a las 12 horas, en la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) y trasladados al Parque del Recuerdo para ser incinerados.

Nacida el 18 de agosto de 1910, Matilde Ladrón de Guevara tuvo una vida de novela. Se codeó con la elite intelectual, desempeñándose como tesorera en la Sech cuando Neruda era presidente. Allí el poeta le dedicó versos alabando su belleza, que ya la había hecho ganar el Miss Chile en 1925. Fue corresponsal para la revista Ecrán en Hollywood, donde entrevistó a Ingrid Bergman, para luego dar un giro audaz y convertirse en una de las primeras en integrar el Partido Femenino, en los 40. En lo personal tuvo dos amores: su esposo por 47 años, Marcial Arredondo, y el pianista alemán Walter Gieseking, con quien vivió un romance que luego novelaría en Mi patria fue su música (1953).

Como escritora, practicó la poesía, la novela y la autobiografía. Allí también asomaría su carácter apasionado, escribiendo sobre temas considerados atrevidos para la época, como la infidelidad, el embarazo fuera del matrimonio y la homosexualidad. "Fue una poeta de lucha, que partió en los años 50, cuando en Chile estaban publicando Parra, Alcalde, Barquero y Teillier, entre otros. La obra de Matilde no llega a esos niveles, pero llamaba la atención por su tono feminista", dice Naín Nómez, autor de la Antología crítica de la poesía chilena.

Aunque en los 60 sus novelas tuvieron buenas ventas, su obra ha sido calificada de ideológica y esquemática. El crítico Ignacio Valente la tildó de folletinesca, pero otros, como Joaquín Edwards Bello, la habían defendido: "Chile es un matriarcado y Matilde Ladrón de Guevara lo comprueba con su personalidad y gran talento. Aunque controvertida, llegará lejos con su valentía y sinceridad".

En los 60, la escritora se sintió atraída por la revolución cubana.  "Su escritura es el testimonio de una época. Iba a Cuba y escribía de Fidel, visitó a Gabriela Mistral en Italia y luego publicó ese libro maravilloso que subrayaba la condición rebelde de nuestra poeta", señala Jaime Quezada, poeta y presidente de la Fundación Gabriela Mistral.

Su lucha más difícil la emprendió en 1990 por la liberación de su hija, Sybila Arredondo, viuda del escritor peruano José María Arguedas que fue condenada a 12 años de presidio en Lima por colaborar con el grupo terrorista Sendero Luminoso. La escritora temió por años que la muerte la alcanzara antes de ver a su hija libre. Pero el año 2002 Sybila salió y se radicó en Francia. Hace una semana se reencontraron por última vez, en la misma habitación en que Matilde escribió el último capítulo de su historia.