Uno de los efectos de la baja de la población menor de 14 años es la caída en la matrícula de los colegios. La población de seis a 13 años representa la demanda potencial para la enseñanza básica. Datos del Mineduc muestran que en 2010 la matrícula fue de 3.647.607 alumnos y en 2015, de 3.538.172 (variación -3%).
Cristián Parker, sociólogo del Instituto de Estudios Avanzados de la U. de Santiago, indica que esa menor población escolar hará que muchos colegios queden con capacidad cesante: "Un colegio para 800 alumnos tendrá 600, lo que genera una desadaptación".
Para Carmen Sotomayor, profesora e investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile, es positivo contar con menos niños en la sala. "Desde el punto de vista pedagógico hoy se exige más, se pide involucrar más a los niños y que sea un aprendizaje activo, mientras antes solo se pasaba materia, entonces tener menos niños es positivo".
Para Felipe Gálvez, psicólogo del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, la relación con ese hijo único provoca mucha exigencia. "Lo que vemos en terapia es que los padres tienen altas exigencias con el colegio, porque quieren que los cuiden igual como los cuidan ellos".
Por otro lado, dice Parker, los papás pueden tener una actitud de "cliente" con la educación, lo que puede ser bueno si se involucran, pero a veces se meten en cosas pedagógicas.
La exigencia socioemocional también es mayor, agrega Sotomayor. "Hoy la sociedad es más compleja para los niños y la escuela asume muchos de sus problemas emocionales y sociales. Si son menos, permite atender mejor esos aspectos y ayudarlos de manera más personalizada".