Durante la época colonial, los matrimonios no predominaban en las relaciones entre hombres y mujeres. De hecho, fue en las dos últimas décadas del siglo XVIII que el matrimonio católico se consolidó como una norma de convivencia para todas las parejas, principalmente por el temor que tenían las elites de que aumentara la población mestiza.
Hoy, al igual que en la época colonial, los casamientos no predominan. Sólo un 37,4% de los chilenos están casados, según la encuesta Adimark del 2014. Menor aun es la cantidad de personas que se casan por la iglesia.
Según las cifras disponibles en el sitio web de la Iglesia católica, entre el 2001 y el 2014, los matrimonios católicos llegaron a su nivel más bajo. Si en 2001 hubo 28.644 matrimonios católicos, en 2014 fueron 16.244, una disminución de un 43,29%. Por otra parte, las nupcias totales en Chile, en los mismos años, aumentaron de 65.094 a 67.037, lo que representa un alza de un 3%.
Tanto en los matrimonios totales, como los de la iglesia, han tenido un comportamiento dispar. Los civiles llegaron a su nivel más bajo desde la década de los 90 en 2004 (año en que se promulga la Ley de Divorcio). Sin embargo, se registró un repunte a partir de ese año empujado porque más personas sobre los 35 años comenzaron casarse y por el aumento de los segundos matrimonios, según explicaron especialistas en ese momento. Los enlaces católicos, por el contrario, bajaron abruptamente de 28.644 a 19.855 en 2004 y desde ahí sigue la tendencia a la baja (ver infografía).
La académica del Instituto de Sociología de la U. Católica Viviana Salinas cree que esta tendencia "tiene que ver con la desafección y desvinculación de la población con la religión católica y con el crecimiento de la Iglesia evangélica. Por otra parte, está la crisis de la iglesia por las denuncias de pedofilia, que han provocado el alejamiento de la población".
Sobre el crecimiento del culto evangélico, la encuesta Bicentenario UC-Adimark señala que ésta pasó de un 14% en 2006 a un 18% en 2014.
Sobre el fenómeno que ocurre en el mundo católico, el pastor Erwin Castro, director ejecutivo de Unión Nacional Evangélica, señala que "en general, las personas son desconfiadas de todas las instituciones, también hay desconfianza en la Iglesia evangélica, pero en la Iglesia católica lo que más afectó fueron todos los temas de pedofilia que han salido a la luz en Chile y el extranjero".
Alejandra Ramm, socióloga del Instituto de Investigación de Ciencias Sociales de la U. Diego Portales, también cree que la razón está en la desconfianza hacia la iglesia. El argumento de Ramm es avalado por las estadísticas de la encuesta del Centro de Estudios Públicos. Éstas muestran que en 2010 había un 45% de personas que tenían "mucha o bastante confianza" en la Iglesia católica, cifra que bajó a un 30% el año pasado. Asimismo, la encuesta Cadem del año 2015 y la encuesta Bicentenario UC-Adimark 2016 demuestran que solo un 18% y un 22% -respectivamente- de las personas encuestadas tienen "mucha o bastante confianza" en la Iglesia católica.
Daniel Zang, rabino de la Comunidad Israelita Sefaradí, dice que el concepto de "familia" en Chile y el mundo ha cambiado y hace que la gente tenga miedo al fracaso. "Tengo amigos que no les funcionó su matrimonio, se divorciaron y ahora no pueden comulgar. Para la gente practicante es estar vedados y no pueden participar de su fe. Entonces, lo que hacen es convivir antes de casarse, pero eso es contrario a los principios de la misma fe. Se genera una contradicción", dice.
Para el obispo católico Bernardo Bastres, la crisis del matrimonio afecta a todos los sectores, y sería resultado de una sociedad individualista.
"Católico a mi manera"
Salinas piensa que hay menos gente católica debido al crecimiento de la Iglesia evangélica, sobre todo en los segmentos más bajos de la población, pero no hay una pérdida de fe. "Lo que uno ve es que hay una crítica a la iglesia, pero no a Dios, ni a Jesús, ni a la virgen, ni a los santos, es a la iglesia".
Luis Bahamondes, doctor en Ciencias de la Religión y director del Centro de Investigaciones Socioculturales de la U. Alberto Hurtado, plantea que "lo que entra en tensión en la actualidad es la legitimidad de las instituciones religiosas para imponer modelos de conducta y establecer cánones morales". Cree que sí hay menos gente católica, "no obstante, la disminución de la práctica religiosa no implica necesariamente una desafección del catolicismo. Ejemplo de ello es lo que ha sido tipificado como 'católico a mi manera'", plantea.
La opinión de Bahamondes se puede observar en la encuesta Bicentenario, la cual demuestra que un 58% de los encuestados dice ser católico, pero sólo un 16% afirma ir a misa una vez a la semana o más, sin contar matrimonios, funerales o bautizos.
Dejando de lado el tema de las creencias y la confianza en la iglesia, el rabino piensa que las religiones pasan por un ciclo y que la curva en la Iglesia católica va a volver a la misma cantidad de matrimonios que tenía anteriormente.
Al contrario, Salinas piensa que eventualmente habrá menos gente casándose. En términos demográficos, "la natalidad tiende a bajar y la población envejecerá. Mezclando eso y el crecimiento de la fe evangélica, los matrimonios católicos deberían seguir bajando en cantidad".