En el escenario no se dice la frase estrella de "mi reino por un caballo", ni aparece un solo personaje de William Shakespeare, pero a pesar de eso, Que no quede ni un rescoldo nació y se define como una reescritura de Ricardo III. Tras ella está el dramaturgo y director Eduardo Pavez, que reincide en la estrategia luego de ganar el año pasado la Muestra de Dramaturgia Nacional con Taská, una adaptación (bien libre) de El inspector, de Nikolai Gogol.
"De Ricardo III quedan sólo algunas ideas: la lucha contra el poder, la idea de la belleza y la fealdad, y la necesidad de adaptar y luchar contra una fuerza enorme. A partir de esos elementos, aparecen la revolución, la soledad y la desesperación. La figura de Ricardo III se utiliza como antagonista, como un enemigo enorme que pareciera que es indetenible. En la obra original, el rey cae, pero en esta versión sólo vemos la lucha y la desesperación que produce", cuenta Pavez desde Colonia, Alemania, donde estudia escritura de guiones.
La historia original es la del deforme Ricardo que mata a todos los que amenazan su sueño de obtener el trono hasta que lo asesinan a él. Explícitamente, la trama creada por Shakespeare se menciona sólo como la obra que inspira un libro para niños. Y es ese libro el que cruza las distintas líneas de Que no quede ni un rescoldo.
En esta adaptación está una escritora mexicana que debe transformar Ricardo III en un cuento infantil, pero siente que no hay forma de hacerlo. También aparece una célula de resistencia durante el régimen de Pinochet que planea usar ese libro para incitar un levantamiento. Y se muestra a un dúo pop que ha leído el libro y que va a Berlín para ver si ahí encuentra el éxito que no ha logrado antes.
"Son personajes muy comunes, en sus pequeñas historias se encuentran grandes dramas. Llevan una forma de vida que les impide ser felices. Porque para ser felices tienen que hacer tanto daño que no son capaces", explica Darwin Le Roy, asistente de dirección del montaje que se presenta hasta el 27 de octubre en Matucana 100.
Elvis Fuentes y Lorena Bosch son parte de los cinco actores que interpretan los 15 personajes de la obra. Es una puesta en escena muy simple, sin cambios de luz, con poco vestuario y poca música. Suena Que no quede ni un rescoldo que es el nombre del disco que la banda pop intenta difundir, además del título de la obra, la premisa de la revolución planteada por la célula clandestina y, a su vez, una señal de que "de la obra original, del personaje de Ricardo III, no queda casi nada", explica Pavez.
El texto nació como un encargo del teatro mexicano Foro Shakespeare. La idea era plantear quién sería Ricardo III hoy. Y la idea de Pavez fue postular que su vigencia está "en que la lucha a pequeña escala y a gran escala atraviesa nuestra historia actual. Los períodos de revolución y descontento en que estamos se reflejan claramente en la obra original y en la adaptación".