¿Por qué viajas?
Para aprender, para probar cosas nuevas y para reconectarme conmigo mismo. Viajo mucho por trabajo, pero intento que en esos viajes se cumplan los objetivos anteriores.
¿Cómo te gusta viajar?
Ojalá acompañado. Con pocas cosas, con el menor tiempo posible en el aeropuerto y dejando los pies en la calle. No hay mejor forma de conocer que caminando.
¿Tu lugar favorito?
Patagonia, en Chile y Argentina. Además de los infinitos paisajes increíbles, parece que no pasara el tiempo. Te vas cuatro días y vuelves como si fueran tres semanas de vacaciones.
¿A dónde te mueres de ganas de ir?
Me encantaría explorar los países nórdicos. Islandia, Noruega, Dinamarca y Suecia.
¿A qué edad viajaste por primera vez y a dónde?
A los cuatro años. Fuimos con mi familia en avión a Balmaceda, luego por auto a Puerto Aysén, y volvimos por barco a Puerto Montt. Hicimos esa vuelta varios años seguidos en el verano. Es imposible no volver al sur después de vivir esos paisajes.
¿La primera vez que viajaste solo?
Me fui a un internado en Inglaterra por cuatro meses en pleno verano chileno. Quería matar a mis papás. Al final, como siempre, no me quería volver.
¿A dónde no irías jamás?
Te diría que a Disney, pero seguro que la presión de mis hijos me va a hacer incumplir esa promesa.
¿Qué llevas siempre?
Mi Kindle, mis audífonos, mis remedios para dormir y la aplicación maps.me. Es extraordinaria.
¿Qué cosa no llevas nunca?
Nunca llevo ganas de estar echado, y menos en una playa. La arena no es lo mío. Fui una semana a un all inclusive en Punta de Cana. Es de lo más aburrido que me tocó vivir. Por cierto que fue un aprendizaje.
¿Algún ritual?
Hago la maleta a última hora y llego siempre justo al aeropuerto. Mi tolerancia a los aeropuertos es cada vez más baja. Mi señora dice que estoy neurótico.
¿Qué lugares visitas siempre en una ciudad?
Sólo planifico restaurantes. En lo demás, camino todo lo que puedo por distintos barrios y parques. A museos y galerías voy cada vez menos, me dan flojera.
¿Dónde comerías mil veces?
Uf. En Parnita en Ciudad de México, en Casa Mono en Nueva York, en Vincents en Riga y en el gran Naoki de Santiago.
¿Qué te traes de vuelta?
Ropa para mis niños.
¿Algún héroe de viaje?
Shackleton, sin duda. Su historia de supervivencia y liderazgo es increíble.
¿El mejor hotel en que has estado?
Además de los Explora, el Jacquemine B&B en Brujas, Bélgica. Atendido por su dueña, en una casa de sueño, con sólo dos habitaciones y el mejor desayuno de mi vida.
¿Cuál de los hoteles Explora es tu favorito?
El hotel Salto Chico en Torres del Paine. No sólo por su maravillosa ubicación y arquitectura. Representa la idea de explorar lo remoto en plenitud. Además, cambió la forma de viajar en Latinoamérica, y valorizó a Chile como destino. Nuestro país ha sido elegido tres años consecutivos el mejor destino de turismo aventura de Sudamérica, y dos años consecutivos como el mejor del mundo. Todo partió con ese hotel en lo más remoto del mundo. De cualquier forma, todos los destinos Explora tienen algo especial.
¿Qué significa el turismo sustentable?
Tiene varias vertientes, pero en lo más sencillo, es asegurarnos que conservamos los destinos lo más intactos posible para futuras generaciones de viajeros. Eso implica conservar a toda costa el entorno natural, pero también la historia del lugar y la cultura de su gente. Ma parece que hoy, con algunas excepciones, estamos haciendo un muy mal trabajo como país, tanto el sector público como el privado. La potencia turística de Chile es gigante, pero si no cuidamos y protegemos adecuadamente cada destino, me temo que es de corta vida.
¿Qué iniciativas estás mirando con interés en tu área?
En términos generales, la revolución digital en la industria ha tenido un altísimo impacto. El acercamiento del consumidor, desde que sueña hasta que comparte su viaje, presenta muchos desafíos y oportunidades que estamos mirando de cerca. En particular, estamos muy concentrados en desarrollar un modelo de negocio que incorpore la conservación de destinos y la sustentabilidad de las operaciones como razón de ser de nuestra compañía.
Casos exitosos de países con buena conservación como el de Botswana, o de algunas compañías africanas con marcado acento en sustentabilidad, entregan ciertos caminos. También la relación entre operadores y comunidades originarias en Canadá es un modelo a imitar.
¿Qué le falta al sector turístico chileno?
Que el Estado se convenza de que hay que diversificar la matriz productiva del país, y que el turismo es sin duda una alternativa importante para ello. Desde los privados, debemos creernos el cuento de que Chile es un destino de primer nivel, por lo tanto, nuestra infraestructura y nuestros precios tienen que ir acorde con ello. Por último, nos falta una alianza en serio entre los sectores público y privado para conservar adecuadamente nuestros parques y en general nuestros destinos. Necesitamos una institucionalidad del siglo XXI. Me consta que se han hecho esfuerzos, pero pensando en grande, han sido insuficientes. Nosotros estamos disponibles para aportar lo que podamos en esa alianza.
¿Tu mejor consejo de viaje?
Intentar siempre estudiar previamente la historia del lugar que se visita. Conocer teniendo contexto histórico cambia completamente la perspectiva y hace mucho más fácil tomar decisiones de qué visitar y qué no.
¿Cuál es tu próximo proyecto turístico?
Eso es sorpresa, pero hay varios en carpeta.