Han pasado pocos meses desde que Máximo Pacheco lanzó la Agenda de Energía, y parte de su contenido ya comienza a materializarse.
El ministro, que hasta ahora cuenta con el apoyo de empresarios y ecologistas, sabe que en sus 132 páginas la Agenda de Energía abarca gran parte de los desafíos de un sector que vive desde hace varios años una compleja estrechez. La iniciativa fue desarrollada en pocas semanas y Pacheco asegura que con más tiempo, podría haber obtenido más ideas de la gente.
¿Qué cosas cree que quedaron afuera de la Agenda?
Siempre queda un cierto sabor de que quedan cosas afuera, cuando uno termina de preparar una iniciativa como esta. Creo que tuvimos pocos días para hacerla, la Presidenta anunció mi nombre como ministro a fines de enero, por lo tanto, tuve algo así como 45 días para prepararme para asumir. Y después, tenía el compromiso de los primeros 100 días de gobierno y en algún minuto ese plazo se anticipó y la presentamos el 15 de mayo. Entonces, en la práctica, fueron algo así como 70 días. Con un poco más de tiempo, podríamos haber hecho más visitas a regiones.
¿Para consultarle más a la ciudadanía?
No sé si a la ciudadanía. Lo que más me interpreta de la Agenda, es cómo comienza. Son fotos con los distintos actores (...) Tuvimos cerca de 250 encuentros en el período de preparación y eso me interpreta mucho, porque hay una tremenda necesidad de opinar sobre cómo resolver el problema que tenemos en energía.
Si tuviera que hacerlo de nuevo, ¿cómo lo haría?
Creo que si tuviera que hacer este ejercicio de nuevo, pediría un poco más de tiempo para haber podido hacer más de estos encuentros en regiones. Al final, cuando uno hace estos ejercicios de verdad, recibe ideas, propuestas. Si escuchas con atención, enriqueces enormemente tu pensamiento. Necesitamos este input.
Más allá de lo coyuntural, ¿cuáles cree son los grandes desafíos para los próximos años?
Son enormes y los hemos puesto en nuestra Agenda. Uno de ellos, es tener un Estado que sea proactivo, y en esto me refiero a un Estado que dé una visión, dirección y orientación al tipo de matriz energética que queremos construir.
¿Un Estado planificador?
No. Se trata de un Estado que dé la dirección, que muestre cuáles son las reglas del juego de manera clara y que también ayude a construir legitimidad social. Este es un servicio público, un sector de la economía que tiene un enorme impacto sobre el bien común. Sin energía no hay crecimiento. Cada día nuestros hogares requieren más energía y cada vez los procesos productivos necesitan energía más barata. Entonces, como país necesitamos este bien común, pero también tenemos esta otra realidad sobre el impacto de estos proyectos en las comunidades. Cómo haces desarrollo energético sin hacer algún tipo de ordenamiento territorial, cómo lo haces sin definir cómo se usa el territorio (...) Tiene que haber un Estado que juegue ese rol de representar el bien común.
¿Cómo evalúa el rol de los privados y las comunidades en el sector energético?
Este es un sector que requiere de más inversión y me gustaría ver a las principales empresas, invirtiendo más. Es difícil de realizar este tipo de proyectos en una sociedad más empoderada, que tiene más conciencia de sus derechos, y que es más exigente. Eso es un tremendo desafío para las empresas privadas, porque las obliga a ser mucho más fuertes, más competentes, mejores en su gestión social y ambiental. Las empresas tienen un camino que recorrer en reforzar sus equipos de gestión social y ambiental, en hacer una llegada temprana a las comunidades con sus proyectos, en hacer mejor comunicación con la sociedad. En general, le va hacer bien al sector más competencia.
¿Qué piensa cuando ve que hoy la matriz energética del país es mayormente térmica?
Aquí, las cartas están jugadas. No tenemos demasiado margen de maniobra para alterar la matriz energética. Lo que tal vez más impacta la matriz, es si tenemos un año seco o lluvioso. Llama mucho la atención ver el año 2000, cuando el 48% de nuestra matriz de generación era hidroeléctrica. Hoy, es el 28%. En el gas natural, que en 2000 era 26% de la matriz, pasamos hoy a un 16%.
¿De aquí a fin del gobierno es posible re balancear la matriz?
Es difícil hacerlo, porque obviamente ninguno de estos proyectos se hace de un día para otro. Pero sí hay algunas cosas en la dirección del cambio. Vamos a tener un poder muy superior en energías renovables no convencionales (ERNC). De aquí al año 2018, la mitad de los proyectos que entrarán en operación, serán de ERNC. Con eso vamos a avanzar en el objetivo que tenemos de llegar al año 2015 con el 25% de ERNC.
En su anterior gobierno, Michelle Bachelet aprobó muchas termoeléctricas. ¿Este será un período similar?
No, nosotros tenemos un plan de obras. La Comisión Nacional de Energía (CNE) tiene el detalle de ese plan, el cual también está en la Agenda, por lo que es público. Lo que distingue nuestra visión respecto a esto, es que queremos tener una matriz energética diversificada, equilibrada y sustentable. ¿Qué significa esto? Nos gustaría, obviamente, ver más agua generando energía de la que tenemos hoy.
Sin embargo, acabamos de ver la suspensión de HidroAysén...
Sí, pero para efectos prácticos HidroAysén recién contribuía el año 2024 con 300 MW. Este año, por ejemplo, van a entrar en operación más de 1.000 MW con ERNC y espero que el próximo año sea más. Tenemos que cumplir con las metas del plan de obras de la CNE, que son proyectos que están aprobados con su RCA, que están en etapa de construcción y ejecución. Es importante que se hagan y espero que lleguen más proyectos hidroeléctricos.
¿Está muerto HidroAysén para el gobierno?
Desde el punto de vista del gobierno, el Consejo de Ministros tomó la decisión final respecto a este proyecto.