En medio del terremoto que vive el Partido Conservador, la primera ministra británica, Theresa May, alcanzó este sábado un principio de acuerdo "de confianza" con el Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte para gobernar con su apoyo puntual. Los "tories" obtuvieron 318 escaños en las elecciones del jueves y perdieron la mayoría absoluta que tenían al no conseguir las 326 bancas necesarias, mientras que la colectividad protestante norirlandesa ganó diez escaños.
"Damos la bienvenida a este compromiso, que puede proveer a todo el país la estabilidad y certidumbre que se requiere mientras nos adentramos en el Brexit y más allá", declaró el portavoz de May. "Los detalles serán puestos sobre la mesa para dialogar y llegar a un acuerdo en la reunión del gabinete del lunes (mañana)", añadió.
El principio de acuerdo con los protestantes norirlandeses sugiere que la primera ministra descartó formar una coalición y tratará de gobernar en minoría.
Esto porque, según explica el diario The Guardian, existían preocupaciones entre los "tories" respecto de llegar a un acuerdo más formal con la colectividad norirlandesa. Por ejemplo, la líder conservadora en Escocia, Ruth Davidson, había señalado que no quería un acuerdo que debilitara al gobierno con relación a las políticas de igualdad. Esto considerando que el DUP se opone al matrimonio homosexual y la extensión de los derechos en el caso del aborto.
El periódico sostiene que una coalición completa, como la que los conservadores tuvieron con los liberales demócratas en 2010, implica que los partidos están completamente integrados, es decir, que los miembros de ambos partidos forman parte del gabinete. Así, bajo un acuerdo de confianza, la colectividad más pequeña acuerda votar a favor o abstenerse en el discurso de la Reina Isabell II (lista de leyes que el Parlamento espera aprobar) o en aspectos claves de alguna ley, como el presupuesto. A cambio, los conservadores van adoptar algunos elementos del manifiesto del DUP, los que aún no han sido confirmados.
La apertura del nuevo Parlamento está fijada para el martes, aunque May cuenta con tiempo para diseñar su colaboración con el DUP hasta el lunes 19, cuando la reina Isabel II acudirá a la Cámara de los Comunes para leer el programa oficial de la legislatura preparado por el gobierno. Ese día, además, comenzarán las negociaciones por el Brexit.
El acuerdo entre los conservadores y el DUP generó un gran rechazo en la opinión pública. Este sábado, al igual que el viernes, cientos de personas salieron a protestar contra el acuerdo. Durante la manifestación fuera de Downing Street, los asistentes entonaron consignas como "tories fuera, refugiados dentro", "tories fuera, (Jeremy) Corbyn dentro" y "fuera el DUP, racista, sexista y antigay".
La actual crisis que viven los conservadores también tiene molestos a sus partidarios. Una encuesta de la página web Conservative Home (creada por el ex diputado Paul Goodman y que es un punto de encuentro entre los "tories) señaló que un 59,5% quiere que la primera ministra renuncie.
Durante la jornada, las figuras de mayor peso en el Partido Conservador evitaron hacer declaraciones públicas, aunque circularon numerosas especulaciones en los medios sobre el futuro rumbo de la formación y las presiones internas forzaron la dimisión de los dos jefes de personal de May, Nick Timothy y Fiona Hill.
Ambos recibieron críticas por su papel en el diseño de la campaña y el programa electoral de la primera ministra, así como por su forma de gestionar al equipo que la rodea, que ha sido descrito por una ex directora de comunicación de Downing Street como "maleducado, abusivo e infantil".
Según revelaron medios británicos, diversos diputados habían amenazado a May con iniciar el proceso para apartarla del liderazgo mañana si no aceptaba sacrificar durante el fin de semana a ambos asesores, en los que confiaba desde su etapa como ministra de Interior (2010-2016).
La cadena BBC señaló que la salida de los asesores les dio a los diputados "un espacio para respirar tranquilos", luego de 24 horas de recriminaciones entre los conservadores por haber perdido la mayoría absoluta que tenían. Antes de que May llamara a las elecciones en abril, la colectividad tenía 330 escaños. La premier llamó a los comicios generales para reforzar su mandato de cara a las negociaciones por el Brexit.