El 74% de los brasileños es partidario de que el presidente del Senado, el ex mandatario José Sarney, renuncie al cargo provisional o definitivamente por las acusaciones de corrupción formuladas contra él, según una encuesta divulgada hoy por el diario Folha de Sao Paulo.

Un 38% de los encuestados dijo que Sarney, que fue Presidente de Brasil entre 1985 y 1990, debería renunciar definitivamente, un 36% que debería separarse temporalmente mientras el Congreso lo investiga y solamente un 14% defendió su permanencia.

De acuerdo con el sondeo de la firma Datafolha, que escuchó a 4.100 electores de 171 municipios entre los días 11 y 13 de agosto, el 66% de los brasileños considera que Sarney es responsable de las acusaciones que se le imputan y sólo un 10% lo considera inocente.

La crisis política motivada por esas acusaciones contra Sarney, que se niega a renunciar pese a las presiones de sus colegas, agravó aún más la imagen negativa que los brasileños tienen del Congreso, según la encuesta.

El porcentaje de ciudadanos que dice tener una evaluación "pésima" del Congreso subió desde el 34% en mayo hasta el 44% en agosto, mientras el de quienes la tienen "buena" cayó desde el 19% hasta el 14% en el mismo período.

RENUNCIA
La renuncia de Sarney fue exigida el sábado en una serie de pequeñas y simultáneas manifestaciones en trece de las mayores ciudades del país y que congregaron principalmente a estudiantes convocados por redes de relaciones sociales en internet.

La mayoría de los actos transcurrió sin incidentes, con excepción de una protesta en Brasilia que fue reprimida por la policía porque los manifestantes intentaron escalar la rampa que conduce a la cúpula del Senado.

Los manifestantes, en su mayoría vestidos de negro, portaban carteles con frases como "Fuera Sarney", "Lugar de corrupto es la cárcel" y "Reforma política ya", así como banderas de centrales sindicales y partidos políticos de izquierda.

Sarney se convirtió en el blanco de las principales manifestaciones contra la corrupción en Brasil.

Pese a que parlamentarios de la oposición presentaron trece denuncias sobre diferentes irregularidades atribuidas a Sarney para obligar al Congreso a que le investigue, la Comisión de Ética del Senado, controlada por aliados del acusado, las archivó todas sin analizar su fundamento.

Sarney, un incombustible político que ha sido aliado de los diferentes gobiernos que se han sucedido en Brasil desde la dictadura (1964-1985), es acusado de nepotismo, desvío de recursos públicos, favorecimiento de afiliados políticos y otras irregularidades.