"Algo peor que un fracaso". Ese fue el balance que hizo recientemente el líder de la oposición venezolana, el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, sobre este año 2016. El dirigente opositor no sólo hablaba sobre la crisis política y económica por la que atraviesa el país bajo el liderazgo de Nicolás Maduro. Sino que también de la actuación que tuvo la MUD para hacerle frente.
La oposición tenía grandes expectativas para este año. En diciembre de 2015 lograron romper con el liderazgo chavista en la Asamblea Nacional (AN, el Parlamento) tras 17 años de hegemonía chavista. Por eso, cuando el 5 de enero, la coalición opositora tomó el control del Legislativo -descolgando cuadros de Hugo Chávez-parecía que se iba a lograr un cambio político en Venezuela. Sin embargo, a pocas semanas de cumplir un año de control parlamentario, poco ha logrado la oposición.
La MUD tuvo su gran derrota al no poder efectuar su ansiado referendo revocatorio, que seguramente podría haber apartado a Maduro del poder. Pero ni el enorme descontento social, ni la crisis económica hicieron posible que la consulta pública se llevara a cabo. La oposición tuvo que lidiar con una serie de obstáculos burocráticos e impedimentos de dos grandes aliados del gobierno: el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral, que hicieron todo lo que tuvieron en sus manos para impedir esos planes. Pero la oposición también jugó con otro factor en contra. A pesar de estar unida bajo un objetivo claro -el referendo revocatorio- la MUD mostró en varias ocasiones, las fragmentaciones existentes dentro del conglomerado político.
Por eso a través de un comunicado, la MUD entregó uno de sus mayores "mea culpa" hasta la fecha: la oposición sacó "cuentas equivocadas" sobre cuán disminuido estaba el gobierno. Torrealba aseguró que la oposición debe "revisar" la situación de todos los partidos políticos que conforman la MUD y comenzar un proceso de "reestructuración" frente a 2017.
"Hay gente que habla de la unidad como si no pertenecería a la unidad", explicó el vocero, que admitió públicamente que las divisiones internas fueron una de las principales causas de su derrota. "Y que no vuelva a ocurrir jamás que se tomen decisiones políticas y los jefes políticos digan 'me enteré por la televisión", aseguró refiriéndose a la mesa de diálogo político que se instaló entre la oposición y el gobierno el 30 de octubre.
Las negociacion es, mediadas por el Vaticano, fueron uno de los puntos de mayor discordia entre la oposición. Mientras Torrealba y otros líderes de la MUD comenzaron a dialogar con el gobierno, otros sectores políticos, como el que encabeza el preso político Leopoldo López, se negaron a apoyar o asistir a las conversaciones.
Torrealba propuso construir una "directiva colectiva" para enfrentar 2017 con mayor unidad.
"No defendimos el revocatorio como teníamos que hacerlo", aseguró por su parte el ex candidato presidencial y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski. "Caímos en la trampa del diálogo, porque nosotros somos actores de buena fe", agregó en recientes declaraciones a la prensa local. Capriles expresó así uno de los grandes errores que él y varios sectores de la oposición criticaron al instaurar el diálogo: el cese de las protestas sociales que podrían haber presionado al gobierno de Maduro.
"En primer lugar, propongo movilizar al país para que se ejerza presión social y materializar unas elecciones generales. Ese 80% de venezolanos que quiere cambio puede rescatar el voto e imponerse sobre el 20% que no cree en la democracia. Segundo, hay que declararle la guerra al hambre a partir del 1 de enero, porque la lucha no solamente debe ser política, sino social", propuso para 2017.