El menor de dos años que es prioridad nacional para un trasplante de corazón, Joaquín Corvalán, está grave dentro de su estabilidad, pero más decaído, según confirmó a La Tercera su médico tratante, Marcela Bejares, pediatra de Clínica Dávila.
"Desde el fin de semana pasado estuvo bastante decaído, un poco descompensado desde el punto de vista cardiovascular con su corazón que estaba un poco más complicado, pero hace dos días ya está un poco mejor", explicó la facultativa sobre el menor, quien presenta una miocardiopatía dilatada.
La médico explicó que lo que se le realizó al menor el 5 de noviembre no fue una intervención propiamente tal, sino que se le colocó una vía de larga duración, lo que se hizo en un pabellón.
"El está con dos medicamentos en forma continua que apoyan la función del corazón y esos tienen que ser pasados por vía endovenosa, la que tiene que ser una vía que llegue al corazón. Existe la opción de estarlo pinchando cada 10 días para ponerle esas vías, pero no es la idea hacerlo sufrir, además el riesgo de infección es mayor. Entonces se optó por colocar una vía de larga duración", explicó.
Con respecto a la urgencia con la que necesita un nuevo corazón, Bejares señaló que "lo ideal es que sea lo antes posible, porque a medida que el tiempo pasa pudieran existir complicaciones asociadas a su patología y al estar hospitalizado".
Agregando que no se puede determinar el tiempo que podría permanecer estable dentro de su gravedad el menor de no recibir pronto un trasplante, "porque pueden ser meses y no sabemos qué va a pasar".
Joaquín, que permanece en la Clínica Dávila desde julio pasado, continúa alimentándose a través de sonda y su actividad sólo "radica en sentarse y mover las manitos, no puede pararse, no puede caminar, porque está conectado a monitores". Es por ello que cualquier ejercicio extra, él mismo se cansa y se regula, según contó su médico.