"Yo soy una de ellas", respondí Rommy Valderrama (39) cuando escucha la definición de tanoréxica. Su obsesión por estar tostada comenzó hace cinco años, cuando descubrió las bondades del solarium y pudo olvidarse de los kilos de base que usaba para oscurecerse la piel. "¿Abusar del sol? No creo. No puedo estar más de tres horas y media. Me aburro", cuenta. "¿Protector solar? Mmhh... no. Uso un aceite factor 4 ó 6. Me han salido manchas y algunas arruguitas. ¿La verdad? No pesco. Me siento mejor quemadita", dice.
La tanorexia es un término acuñado en EE.UU. para describir a los adictos al bronceado. Al igual que los anoréxicos, que siempre se sienten y ven a sí mismos como gordos, los tanoréxicos pueden estar casi "quemados" y encontrarse pálidos frente al espejo, lo que los lleva a abusar del sol y los solarium. Aunque no es un término médico y la adicción no está aún reconocida como tal, en los últimos 10 años hay cada vez más reseñas científicas que describen este fenómeno, así como especialistas que ven llegar hasta sus consultas a personas con esta obsesión patológica.
En una de ellas, científicos de la Universidad de Texas, en EE.UU., demostraron que un 26% de personas asiduas a ir a la playa lo hacían por dependencia sicológica y física de la radiación solar o los rayos UV. Un tema no menor para el país norteamericano, donde más de 30 millones de personas son usuarias frecuentes de solarium, aparatos a los que el gobierno acaba de aplicar un impuesto, ya que se les responsabiliza de una buena parte del millón de nuevos casos de cáncer a la piel que aparecen cada año en ese país.
En Chile, no hay estudios que retraten el problema, pero dermatólogos y siquiatras reconocen la existencia de estos pacientes, quienes han incrementado desde los últimos cinco años tras la masificación de las camas solares.
La mayoría son mujeres que tienen entre 25 a 40 años, de estratos sociales altos, que gran parte de su tiempo lo dedican a su cuerpo y que presentan alta ansiedad por lograr un tono "tostado" de piel, se angustian si pierden una sesión de bronceado, compiten con gente cercana por tener un tono más moreno y sufren frustración crónica relacionada con el color cutáneo. "Están siempre preocupadas de su look, y pese a que saben que se están haciendo daño se someten a constantes sesiones de sol o solarium", dice la dermatóloga de Clínica Alemana, Tatiana Riveros.
AUTOIMAGEN DISTORSIONADA
Los estudios apuntan a dos factores como causas de la tanorexia. Primero: los opoides y endorfinas que libera el cuerpo al exponerse al sol o los rayos UV y que les genera una experiencia placentera y de euforia como lo hace cualquier droga. Segundo: la existencia de un trastorno mental llamado dismorfofobia, que crea una imagen distorsionada del propio cuerpo. "Normalmente, se diagnostica en personas extremadamente críticas con su imagen, pese a que no tienen defectos que puedan ser percibidos por el resto", y agrega que le ha tocado ver casos de jóvenes que van a la consulta obligadas por sus padres, pues para ellas, "estar extremadamente bronceadas es normal", dice el siquiatra de Clínica Las Condes, Alejandro Maturana.
De hecho, cuando se les restringe la exposición al sol o al solariurm presentran cuadros de angustia, irritabilidad o agresividad, muy similares al síndrome de abstinencia de adictos al alcohol, razón por la cual el paciente debe ser derivado a un siquiatra.