Con una sencilla técnica de administrar cantidades crecientes de leche de vaca, desde unas pocas gotas hasta casi una taza, los investigadores de la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos lograron que niños alérgicos a este alimento pudieran tolerarlo.
Se trata de la alergia a los alimentos más frecuente de la infancia que, en Chile, sufren ocho de cada 100 recién nacidos.
Para el trabajo reclutaron 19 niños, con edades promedio entre seis y 17 años. Cada dos niños que se sometieron a este procedimiento conocido como desensibilización con leche, uno recibió placebo, es decir, una sustancia neutra que no causa alergia.
UNA LENTA CONQUISTA
Al cabo de 17 meses, los científicos observaron que aquellos niños que ingirieron de manera controlada y progresiva leche de vaca, pudieron tomar una mayor cantidad de este alimento sin sufrir reacciones alérgicas, en comparación con aquellos niños que recibieron el placebo. Además, notaron que a medida que aumentaron las dosis de lácteos, las reacciones alérgicas se volvieron más suaves y localizadas.
Y aunque la mayoría de los niños -85%- supera este cuadro en sus primeros tres años de vida, en un 5% a 6% de los casos se mantiene de forma crónica. Algunos de ellos incluso presentan reacciones severas o incluso fatales.
La relevancia de este estudio es que la forma de terminar con esta alergia es bastante sencila, aunque los científicos advierten que se deben hacer investigaciones complementarias. La principal es suspender nuevamente la alimentación con leche por unos meses, para luego dar a ingerir este producto y ver si la alergia se reinstala o desaparece para siempre.
En todo caso, los médicos sospechaban que esta técnica podía ser útil, ya que se ha usado en casos de alergia por huevo, maní, avellanas y pescado, con buenos resultados.
DESENSIBILIZACIÓN ES LA CLAVE
Este tratamiento de desensibilización apunta a que el organismo se acostumbre paulatinamente a aquellas sustancias que rechaza.
Hernán Villalón, neonatólogo de la Clínica Las Condes, explicó que cuando se administra una cantidad grande de alergenos -como en este caso, la leche-, el organismo lo intepreta como un ataque y lo rechaza. En cambio, si se aplican pequeñas dosis, el organismo responde adaptándose a la sustancia, gracias a la acción de los linfocitos T reguladores: "Ellos se activan a través de mediadores que mejoran la respuesta del organismo", aclara Villalón.
De todos modos, la doctora María Antonieta Guzmán, jefa del Servicio de Inmunología y Alergia del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, advirte que este tratamiento es un recurso de última instancia y que se utiliza en aquellos pacientes que no han podido superar la alergia luego de someterse a extensos tratamientos con leches hidrolizadas.
La profesional de la U. de Chile explicó que los tratamientos de desensibilización pueden tener por objetivo permitir a la persona un consumo normal de leche, o bien, identificar cuál es la cantidad máxima que puede tomar. En este último caso, usualmente no se ajusta a los requerimientos nutricionales, por lo tanto, el paciente deberá seguir consumiendo suplementos de calcio.