El Presidente estadounidense, Barack Obama, no perdió tiempo y apenas unas horas después de pronunciar su cuenta anual salió de gira para impulsar la agenda económica anunciada en el discurso del Estado de la Unión el martes en la noche. Es así como ayer se presentó en la tienda Costco en Maryland, a las afueras de Washington, para hablar sobre su plan de aumentar el sueldo mínimo de US$ 7,25 a US$ 10,10, para los nuevos contratos federales, que beneficiará a trabajadores de la construcción, cajeros o quienes lavan los platos.

Esta iniciativa es sólo una muestra del "año de la acción" que mencionó en su alocución y que pretende hacer frente a las desigualdades sociales, atender la situación de los trabajadores, mejorar la educación y el medioambiente. El llamado de atención de Obama al Congreso llega en momentos en que los legisladores se encuentran en una crisis de imagen debido a un récord en inactividad. De hecho, un sondeo de diciembre reveló que el 13% de los estadounidenses aprueba su labor.

Para llevar a cabo su agenda, calificada por los analistas como "populista" y "modesta", el mandatario dijo que actuaría unilateralmente cuando un acuerdo bipartidista estuviera fuera del alcance, es decir, sin el apoyo del Congreso, mediante órdenes ejecutivas. Esta idea generó una reacción negativa inmediata en el Partido Republicano. El representante y ex candidato a la vicepresidencia Paul Ryan, por ejemplo, dijo que le suena a que Obama "quiere evadir la Constitución". Y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, explicó que su partido estará vigilando para asegurar que el gobierno no exceda su autoridad. "La pregunta es ¿a cuántas personas, señor presidente, beneficiará esta medida ejecutiva? Sospecho que la respuesta es casi a nadie", añadió.

Como explica a la cadena BBC Elaine Kamarck, experta en políticas públicas de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Harvard, las órdenes tienen un poder "muy limitado". "No hay nada nuevo en las órdenes ejecutivas, pero lo que no se valora es que no pueden ir muy lejos, porque las cortes las tumbarán". Así, el diario The New York Times señala que es poco lo que puede ser aprobado por el presidente. No puede aumentar el sueldo mínimo para la mayoría de los trabajadores, revisar el sistema de seguridad, otorgar estatus legal a millones de inmigrantes indocumentados, reordenar el gasto y los impuestos o incluso hacer los arreglos necesarios para la ley de salud.

El diario señala que encontrar el consenso en el Congreso se pone cada vez más difícil. Esto, porque las elecciones de medio mandato -que se realizarán en noviembre y en las que se eligen escaños de la Cámara y del Senado- ya son el tema central en el Capitolio. Ello intensificará el escrutinio de cada voto y hará que los legisladores estén aún más reacios a tomar riesgos.

"La creciente sensación de que los republicanos tienen una oportunidad de ganar en el Senado en noviembre aumenta las posibilidades de que los dos últimos años del presidente podrían ser consumidos por luchas de veto, con una mayoritaria oposición tanto en la Cámara como en el Senado", señala el diario.