Rusia ya parece estar perdiendo la paciencia con el régimen sirio de Basher Assad. De esta forma, en las declaraciones más explícitas que ha hecho Moscú en relación al futuro del gobierno de Damasco, el primer ministro de Rusia, Dmitri Medvedev, consideró que el presidente sirio tiene cada vez menos opciones de mantener el poder. "Me parece que con cada día, cada semana y cada mes (que pasan) las posibilidades de que se mantenga son cada vez menores", dijo el premier en una entrevista con el canal estadounidenses CNN.

El primer ministro de Rusia aseguró que el presidente sirio cometió una importante falla al retrasar las reformas políticas. "Debería haberlo hecho antes para atraer a su lado a la parte de la oposición moderada que estaba dispuesta a sentarse a discutir", afirmó Medvedev. "Es un grave error de su parte, posiblemente fatal", dijo el premier, en declaración que reprodujeron agencias noticiosas rusas.

Pese a ello, Medvedev reiteró la postura oficial de Moscú, que se opone a cualquier intervención exterior en Siria y defiende que debe ser el pueblo sirio el que decida su futuro. "Ni Rusia, ni Estados Unidos, ni ningún otro país" debe hacerlo, señaló.

"O una reconciliación nacional que debe transcurrir bajo el control de la comunidad internacional o (hay) una interminable guerra civil. No hay otra alternativa", señaló. Medvedev subrayó que "en la mesa de negociaciones deben sentarse todos -sunitas, chiitas, alauitas, drusos y cristianos-. Si alguien es expulsado, la guerra civil proseguirá". "La guerra civil ya está en marcha y la culpa la tienen en la misma medida las autoridades del país y la oposición intransigente que, en gran medida, está integrada por islamistas radicales", agregó. También, según consigna la agencia EFE, llamó a EE.UU., los países europeos y las potencias regionales como Arabia Saudita y Qatar a persuadir a las partes en conflicto a dialogar "y no sólo exigir que Assad se vaya y después que lo ejecuten como a (el líder libio Muammar) Gaddafi o lo lleven en camilla a juicio, como ocurre ahora con (el líder egipcio, Hosni) Mubarak".

En diciembre pasado, el Presidente ruso Vladimir Putin señaló que el régimen sirio necesitaba "cambios", mientras que la semana pasada Moscú sacó a decenas de sus ciudadanos que se encontraban en el país árabe.

Rusia, que opera en Siria la base naval de Tartus (su única base en el extranjero), ha sido el aliado más importante de Siria durante los 22 meses de conflicto, que comenzaron con protestas pacíficas en las calles pero que han terminado en un verdadero conflicto civil en varias partes del país.

Por otro lado, llegó ayer a Siria la representante de asuntos humanitarios de la ONU, Valerie Amos, quien mantendrá conversaciones sobre la crisis humanitaria que vive el país. Cerca de cuatro millones de sirios necesitan ayuda humanitaria urgente, la mitad de ellos en la propia Siria.