¿Cuál es el mejor modelo migratorio?
Mientras algunos países han endurecido sus controles ante la ola inmigratoria, otros han abierto sus puertas ante la caída de su población. Varios se han inspirado en el modelo canadiense.
Adelantándose al debate de la próxima campaña presidencial, el gobierno de Michelle Bachelet confirmó que entre los proyectos que priorizará La Moneda en los 15 meses que quedan de administración, está el de la nueva Ley de Migraciones, "acorde a los tiempos de globalización que vivimos", detalló la propia mandataria.La futura ley busca reemplazar al Decreto Ley 1.094, de 1975, que es la norma vigente sobre migración en el país. Según el director del Departamento de Extranjería, Rodrigo Sandoval, la legislación tendrá tres ejes centrales: una nueva institucionalidad, un nuevo modelo de visas y un enfoque de derechos.Al respecto, los casos de Canadá, Australia y Nueva Zelandia han sido algunos de los modelos de inmigración citados en el marco del debate que se inicia en Chile. A nivel global, en respuesta a la ola inmigratoria, algunos países han endurecido sus controles, mientras que otros han abierto sus puertas ante la caída de su población.
Canadá, primer país con sistema de puntos
Para combatir la escasez de mano de obra calificada que ahogaba el crecimiento económico del país en los 70, Canadá adoptó una de las políticas de inmigración más abiertas del mundo.Canadá fue el primer país en introducir un sistema basado en puntos, en 1967, recuerda la BBC. Para calificar como inmigrante, una persona tiene que cumplir con un mínimo de 67 puntos, los cuales se obtienen por los antecedentes educacionales, el dominio de idiomas y la experiencia laboral previa, entre otros. Además, los inmigrantes deben someterse a exámenes médicos, los cuales deben ser realizados por médicos en su país de origen aprobados por las autoridades canadienses.Según Jonathan Tepperman, editor de Foreign Affairs, hoy Canadá es una de las naciones más receptivas del mundo. Su tasa de inmigración per cápita es cuatro veces mayor que la de Francia, y su porcentaje de residentes nacidos en el extranjero es el doble del de Suecia.
Las pruebas a los inmigrantes en Australia
En 1989, Australia formalizó un sistema de puntos. El Programa de Migración divide las visas disponibles en dos clases: trabajador calificado y patrocinado por el empleador. Para obtener la primera, se debe cumplir con un mínimo de 65 puntos, los cuales se otorgan por factores como edad, cualificaciones y experiencia previa en el extranjero. Asimismo, existe una prueba para los inmigrantes, de carácter obligatorio, para los inmigrantes, diseñada para excluir a cualquier persona con un "registro criminal sustancial" o que sea considera riesgosa.Pese a las apariencias, Australia tiene una política de inmigración "draconiana", según Foreign Policy. Ello, porque las autoridades están facultadas para detener a todos los no-ciudadanos que sean descubiertos sin una visa válida. En tanto, The New York Times destaca el controvertido centro de detención de solicitantes de asilo que Australia mantiene en la isla de Manus, perteneciente a Papúa Nueva Guinea, que sería cerrado pronto.
Endurecimiento de las normas en Reino Unido
En 2008, el gobierno laborista introdujo el primer sistema de inmigración de Reino Unido basado en puntos, inspirado en el esquema australiano. Según la BBC, el sistema sustituyó un "esquema laberíntico" que llegó a comprender 80 tipos diferentes de visa.Debido a que Reino Unido es miembro de la Unión Europea, el sistema basado en puntos solo se aplica a las personas que se trasladan al país desde fuera de la UE.Con todo, en enero pasado el entonces primer ministro, David Cameron, amenazó con expulsar a las mujeres inmigrantes reagrupadas que no mejoren su inglés. Y el propio Cameron, en agosto de 2015, advirtió que los británicos deberían expulsar de su casa a los inquilinos que carezcan de derecho de residencia, o este haya expirado, sin necesidad de una autorización judicial y bajo amenaza de penas de hasta cinco años de cárcel. Antes ya había anunciado nuevas trabas para limitar el acceso de inmigrantes de la UE a su sistema de seguridad social.
Crisis migratoria pone a prueba el modelo sueco
Durante muchos años, Suecia ha representado el ejemplo a seguir por otros países debido a las condiciones que ofrecía a los refugiados: salud, protección, vivienda, alimentación y apoyo económico. Por ello, llegó a convertirse en uno de los destinos más populares entre quienes buscan asilo en la Unión Europea (UE).Sin embargo, en los dos últimos años, la mayor crisis de refugiados registrada desde la Segunda Guerra Mundial ha puesto a prueba toda esta tradicional política de puertas abiertas y acogida.Solamente durante el año pasado, 163.000 personas llegaron hasta Suecia en busca de asilo, el doble que en 2014 y la cifra per cápita más alta en toda la UE. En el marco de crecientes tensiones sociales y violencia por causa de la crisis migratoria, el Ministerio del Interior sueco anunció en enero pasado que elaboraba planes para expulsar del país hasta 80.000 solicitantes no aptos para asilo.
Polémicas medidas en Dinamarca
Al igual que Suecia, Dinamarca ha visto crecer exponencialmente el número de refugiados en su territorio. Este año espera recibir a cerca de 20.000 solicitantes de asilo, 5.000 más que el año pasado, según dijo la ministra de Integración, Inger Stojber, a la BBC. La misma que en noviembre de 2015 advertía que "nadie debe venir a Dinamarca solo porque haya una mejor economía".Atendiendo a este escenario, el Parlamento danés aprobó en enero un proyecto de ley que incluye, entre otras disposiciones, la confiscación de dinero y objetos de valor a refugiados para costear su estancia. También establece el aumento del plazo, de uno a tres años, para la reunificación de refugiados con sus familiares.El plan fue recibido con fuertes críticas en la prensa internacional. The Washington Post lo calificó como "extremo" y Vox lo describió como "cruel". La agencia de refugiados de Naciones Unidas, Acnur, también criticó la ley.
La flexibilidad de Japón ante caída de su población
Al igual que Canadá, Japón se enfrenta a una rápida disminución de su población, lo que ha obligado al país a adoptar políticas migratorias más abiertas.En diciembre de 2013, el gobierno japonés decidió relajar los requisitos con respecto a los ingresos para que más extranjeros pudieran beneficiarse. Funcionó, pues entre un año y otro el número de profesionales calificados se multiplicó casi por tres.Para ampliar la cifra, el gobierno estudia flexibilizar aún más el sistema. Así, según el diario económico Nikkei, las autoridades niponas permitirán a determinados profesionales extranjeros altamente cualificados obtener la residencia permanente tras solo un año de estancia en el país. La actual normativa migratoria nipona permite a trabajadores extranjeros con altas cualificaciones optar a este permiso permanente tras cinco años de residencia en el archipiélago.El gobierno también comenzó a estudiar este año permitir la entrada de mano de obra extranjera no cualificada.
Cuotas anuales de trabajadores de la UE en Suiza
En febrero de 2014, los suizos aprobaron, mediante un referendo con 50,3% de los votos, volver a limitar la entrada de ciudadanos de países de la UE a su mercado laboral, a través del establecimiento de cuotas anuales que deberán aplicarse en febrero de 2017. La iniciativa propuesta por el partido de extrema derecha, Unión Democrática de Centro (UDC), restableció -además- el principio de la preferencia por el trabajador nacional frente al extranjero, que se encontraba abolido para todos los trabajadores procedentes de alguno de los países de la UE.En respuesta a la propuesta suiza, Bruselas advirtió a Berna que perderá acceso al mercado único si continúa con sus planes de imponer controles sobre el libre movimiento de los ciudadanos comunitarios.En febrero pasado, en tanto, los suizos rechazaron en un referendo una propuesta para endurecer la ley, que permite expulsar a los extranjeros que hayan cometido delitos graves.
El moderno plan de visas de Nueva Zelandia
La Ley de Inmigración promulgada en 2009 por Nueva Zelandia se reconoce como un instrumento modernizador del sistema, orientado a jugar un rol preponderante en la salud económica del país y su desarrollo social.La demanda de trabajadores cualificados y las ganancias que generan los estudiantes extranjeros han llevado a que Nueva Zelandia disponga de un moderno programa de visas temporales y permanentes para atraer ciudadanos extranjeros a sus tierras. De hecho, cifras del Departamento de Migración de Nueva Zelandia muestran que una cuarta parte de la fuerza laboral en dicho país es migrante.Sin embargo, esta semana el ministro de Inmigración, Michael Woodhouse, dijo que se doblará el monto de inversión necesario para obtener la residencia permanente. En tanto, el Banco Central pidió que el gobierno reconsidere su estrategia, preocupado porque el país no está atrayendo a inmigrantes "de calidad".
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