SEÑOR DIRECTOR

A casi cinco años de que la consultora Pearson formulara una serie de recomendaciones para -entre otras cosas- mejorar el poder predictivo de la PSU y eliminar el sesgo en contra de los alumnos de la rama técnico profesional, parte importante de ellas aún no han sido aplicadas. Sin duda, un tema preocupante. Más si consideramos lo que viene con el proyecto de ley de reforma al sistema de educación superior que el gobierno pretende aprobar en enero.

Además del avance en la gratuidad y de la creación de una nueva burocracia estatal, éste establece la obligatoriedad de un Sistema Común de Acceso para todas las instituciones de educación superior que reciban financiamiento público. ¿No sería más lógico corregir primero los defectos del actual sistema y recién ahí evaluar la opción de ampliarlo? Extender un sistema de admisión con los actuales defectos -o partir desde cero con uno nuevo no probado-, podría significar extender también sus perjuicios a la totalidad de los postulantes y, en especial, a los que provienen de una situación menos ventajosa.

En vez de dejar una materia de esta relevancia como tema secundario en un proyecto de ley que fue pensado para otro fin -la gratuidad-, parece más sensato abordarlo de forma integral en una instancia aparte, teniendo en cuenta todos los antecedentes y experiencia disponibles, e independiente de los tiempos políticos. Con ello se reduce el riesgo de repetir los errores que ya se cometieron en el pasado, cuando se reemplazó la PAA por la actual PSU sin el consenso suficiente.

María Paz Arzola G.