A la hora de almuerzo, las mellizas Antonia y Melita Abraham comen juntas y se ven tan cercanas como siempre. Y en su día a día se topan constantemente. Sin embargo, las medallistas de plata en Toronto ya no se encuentran en el bote.
Melita clasificó al doble par ligero femenino de los Juegos Olímpicos de Río, pero con Josefa Vila en vez de Antonia. Las jóvenes remeras del Team Chile se unieron en el bote en diciembre pasado. "En el Preolímpico latinoamericano se clasifican el doble par ligero y el single abierto. Y por contextura de peso y tamaño, tenía más posibilidades al juntarme con la Josefa", explica.
Eso sí, Melita y Josefa se conocen hace tiempo. "Viajábamos yo, mi hermana y la Josefa a mundiales, sudamericanos y panamericanos", relata la hermana Abraham. "Partimos remando en 2008 y competíamos en contra, en Concepción. Dependiendo del día, una u otra ganaba la fecha", matiza.
Y si bien toda dupla tiene un período de adaptación - de varios años, según el entrenador Bienvenido Front-, el nuevo ambiente ha sido especialmente desafiante para Josefa, acostumbrada a competir sola.
"Remé en single durante toda mi época juvenil. Sólo a veces me subía a botes de equipos. Y recién este año pasamos a la categoría Sub 23. La velocidad es distinta, yo tenía que seguir a Melita y fue muy difícil ese cambio", sostiene la joven. Y para agregar dificultad al proceso, la dupla vivió dos turbulentos episodios. Uno dentro y otro fuera del bote.
A pocos días del Preolímpico que las llevó a la cita de los anillos, una fuerte derrota sirvió como un divisor de aguas en su desempeño. "El 9 de marzo, hubo una crisis tremenda. Les ganaron unos juveniles en una prueba y los tres nos enfadamos mucho", recuerda Front. "¡Yo estaba toda estresada, llorando!", recuerda Melita y su compañera agrega: "Ella iba muy nerviosa y yo por dentro estaba muy enojada. Llegamos al muelle y Front nos preguntó: '¿Qué quieren hacer?'. Nos cambiamos de puesto y bote, y funcionamos mucho mejor".
Afortunadamente, el entrenador asegura que "cambiamos todo en dos minutos, y hubo un antes y un después". Además, el episodio mostró cómo sus personalidades equilibran su performance.
"En general es así en los botes. Una tiene personalidad más fuerte y la otra es más tranquila. Yo soy la estresada, pero ahora menos", dice Abraham, entre risas. "No servirían dos personas muy polvoritas o calmadas. Unas se chocan mucho y las otras se tranquilizan demasiado", agrega.
Ese equilibrio y unión fueron importantes para enfrentar el segundo gran percance de su preparación, el incendio que destruyó el Centro de Entrenamiento Olímpico (CEO) de Curauma, durante la madrugada del 2 de julio. El incidente no tuvo heridos y no impidió que retomaran sus entrenamientos.
"Lo bueno es que no les pasó nada a las embarcaciones y la laguna La Luz sigue estando ahí", explicó Vila. Por lo tanto, la rutina no ha cambiado. "Todo sigue como antes. Prepararnos con normalidad es nuestra mejor terapia", apunta Abraham.
De lunes a lunes están ocupadas con remos y/o cuadernos. Además de su preparación física (tres veces a la semana), los martes y jueves trabajan la intensidad en la laguna y todas las tardes reman 20 kilómetros en el agua o trabajan en el ergómetro (simulador del remo). Y a esa rutina se ha sumado el estudio. Melita cursa primer año de Psicología en la Universidad Andrés Bello y Vila es novata de Ingeniería Comercial en la Universidad Técnica Federico Santa María.
"Nos levantamos a las 6.00 cuando tenemos clase a las 8.30 y después en la tarde. Para que entrenemos, sin embargo, nos bajaron las cargas académicas. Y en tiempos libres, aprovecho para estudiar", cuenta Josefa, a lo cual Melita agrega: "Yo lo hago en la micro y me queda guardado. En la noche también, pero estoy muerta".
Abraham sostiene que "si tengo un buen rendimiento puedo ir a la categoría de peso abierto, donde está Antonia", y confiesa que "obviamente quiero volver con ella", pero está ciento por ciento enfocada en madurar con Vila.
"Tenemos que acostumbrarnos más a nuestra categoría. Y viviré lo que se vaya dando", plantea Melita, mientras Josefa opina que "vamos a vivir la sensación olímpica y la proyección es que rememos en este bote hasta los Panamericanos de 2019".
Tras años sin imaginar que llegarían tan jóvenes a unos Juegos Olímpicos, ningún incendio, estrés o rigor las detiene en su nueva hermandad entre los remos.