La educación preescolar ha mostrado tener un impacto enorme en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños y en su futuro éxito escolar. En los últimos años se han impulsado políticas educativas y sociales que buscan fomentarla como un modo de dar igualdad de oportunidades educativas para los niños socialmente desfavorecidos.
Tanto la calidad de la enseñanza como el uso del tiempo para distintos tipos de actividades son fundamentales para el aprendizaje en estos niveles. Las investigaciones muestran que los mayores efectos positivos están asociados a la estimulación de las habilidades de lenguaje oral y escrito.
Entre las actividades más importantes en esta área están todas aquellas que desarrollan el vocabulario de los niños, como la lectura de cuentos, la enseñanza de palabras nuevas y el apoyo en la comprensión de los significados de las palabras nuevas.
TERRENO DESCONOCIDO
Pero, a pesar del creciente interés por la educación preescolar, poco se sabe acerca del uso del tiempo en el aula. Un equipo de investigadoras de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica realizó un estudio que busca aportar información sobre este tema.
La investigación, publicada en la revista Psykhe (Volumen 18, Nº1. Escuela de Psicología UC, 96 páginas) abarcó 12 salas de clase de kindergarten de 9 escuelas de la Región Metropolitana, de distinto nivel socioeconómico y con distintos resultados en la prueba Simce.
El trabajo, de Katherine Strasser, María Rosa Lissi y Macarena Silva, compara lo que está ocurriendo efectivamente en las aulas con lo que debe ofrecer una educación preescolar de calidad.
LO QUE MUESTRA EL ESTUDIO
Los resultados del estudio muestran que la gestión del tiempo en estas aulas preescolares no es buena, independientemente del tipo de dependencia del establecimiento. Una gran porción de la jornada escolar se pierde, dedicada a actividades no instruccionales. Entre estas últimas están el recreo, el control conductual y la colación. El promedio, los establecimientos dedicaban un 47 por ciento de la jornada a actividades instruccionales, indica el estudio.
Tampoco la distribución del tiempo dedicado a la enseñanza resultó alentador. Las actividades de lenguaje más frecuentes fueron las conversaciones, canciones y poesías. No se observó ninguna instrucción en vocabulario. En la mayoría de los casos, no se registró a las profesoras discutiendo con los niños el significado de alguna palabra. También fue muy escaso el tiempo invertido en estudiar el alfabeto (aprender los nombres o sonidos de las letras) y en analizar los sonidos del lenguaje hablado (conciencia fonológica), conocimientos y habilidades que son esenciales para el posterior aprendizaje de la lectura y la escritura. El tiempo dedicado a interactuar con libros fue igualmente insignificante.
"Los resultados de este estudio indican que, al menos en esta pequeña muestra y al nivel de kindergarten, los colegios municipales no son peores que los particulares en cuanto a la cantidad de instrucción que ofrecen", observan las autoras.
Y agregan QUE "Si la educación preescolar chilena aspira a responder a las altas expectativas depositadas hoy en día en ella por las autoridades educativas y por la población en general, es urgente que esta ofrezca oportunidades reales de aprendizaje y estimulación para los niños, y que se convierta, por ende, en mucho más que un ambiente cálido y protegido donde nuestros niños pasan el tiempo de recreo, colación y un poco de instrucción".