Un grupo de expertos de Estados Unidos reveló que los adultos de mediana edad que duermen muy poco son más propensos a desarrollar presión arterial elevada.
El estudio, que se encuentra entre los primeros que miden directamente la duración del sueño en los adultos de mediana edad, halló que dormir en promedio una hora menos por día durante cinco años aumentaba un 37 por ciento el riesgo de desarrollar hipertensión.
Esta investigación también sugiere que la falta de horas de sueño explicaría en parte por qué los hombres negros tienen mayor peligro de padecer presión sanguínea más alta.
"Las personas que no dormían lo suficiente corrían más riesgo de desarrollar hipertensión en cinco años", informó Kristen Knutson, de la University of Chicago, en Archives of Internal Medicine.
Los adultos habitualmente necesitan entre siete y nueve horas de sueño por día, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), pero muchos duermen bastante menos, y estudios han comenzado a mostrar las consecuencias negativas sobre la salud.
DIFERENTES ETAPAS DE LA VIDA
En los niños, la falta de horas de sueño ha demostrado incrementar las tasas de obesidad, depresión y presión arterial elevada. En los ancianos, aumenta el peligro de sufrir caídas.
En tanto, en los adultos de mediana edad, dormir poco eleva las posibilidades de infecciones, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y cáncer.
El equipo estudió a 578 adultos con un promedio de 40 años. Los autores tomaron sus lecturas de presión sanguínea y midieron cuánto dormía cada persona. Sólo el 1 por ciento de los participantes cumplía con ocho horas de sueño o más.
Los voluntarios dormían, en promedio, seis horas. Aquellos que lo hacían por menos horas eran más propensos a desarrollar hipertensión dentro de los cinco años. Cada hora de sueño perdida elevaba el riesgo.
"Si se comparan seis horas de sueño con cinco, quienes duermen cinco horas tendrán un 37 por ciento más de posibilidades de desarrollar hipertensión", indicó Knutson.
El equipo también halló que los hombres, particularmente los negros, dormían mucho menos que las mujeres blancas del estudio, que eran las menos propensas a padecer presión arterial elevada.
En general, los resultados no se explicaron por la apnea del sueño, un tipo peligroso de ronquidos que se sabe que eleva el riesgo de hipertensión.
Knutson dijo que se necesitan más estudios para ver si ayudar a las personas a dormir más puede reducir los riesgos de desarrollar presión sanguínea alta, una condición que afecta a un tercio de los estadounidenses y contribuye a que se produzcan por año 7 millones de muertes en todo el mundo.