Entrenamientos breves y en un solo turno, permisos para pasear o salir de compras, han sido la tónica de los días de la selección chilena bajo la conducción de Juan Antonio Pizzi, y en especial, durante la Copa América Centenario que se disputa en Estados Unidos. Por ejemplo, mientras Toselli salía de compras por el centro de Boston, el volante Fuenzalida fue a conocer la Universidad de Harvard.

Esta dinámica de la Roja dista bastante de lo que ocurría con la dirección técnica de Jorge Sampaoli, en cuyo período lo común eran las prácticas extensas en doble jornada, y un estricto régimen de concentraciones. Este método muchas veces trajo como consecuencia que varios de los seleccionados sufrieran lesiones, o en otros casos que el plantel tuviese que sentarse a negociar con el casildense tiempos libres para ser visitados por sus familiares, en Juan Pinto Durán o en cualquier otro escenario.

¿Existe más relajo en la era de Pizzi? Ayer, en la conferencia de prensa oficial, previa al partido de esta tarde frente a Bolivia, en el Gillette Stadium, Macanudo desestimó esta apreciación y defendió su trabajo: "No tengo nada que decir. No sé cómo trabajaban en procesos anteriores. Si sé cómo trabajo yo, qué es lo más conveniente para los jugadores, trato de detectar qué es lo que necesitan. Hemos trabajado el tiempo que hemos podido, porque hemos tenido viajes largos, hay que recuperar a los jugadores, tenemos partidos cada cuatro días, así que no comparto eso. Los jugadores que vienen a entrenar lo hacen con el máximo profesionalismo y eso me deja muy tranquilo".

Pese a la rebaja en las cargas de trabajo, los lesionados o las molestias siguen tocando de lleno a la Roja. A la consabida baja de Mena (que se pierde el resto de la Copa) por un desgarro, se une que Marcelo Díaz no jugará ante Bolivia por un golpe. Y se sumó Medel, cuyo concurso está entre interrogantes por problemas musculares. Sus molestias en el muslo derecho hicieron que ayer no formara parte del once con el que el seleccionador probó ayer. Su lugar lo ocupó Enzo Roco, que es quien competirá por el puesto hasta última hora.

El estratega ensayó con más variantes. Algunas esperadas, como la de un nueve de referencia (Pinilla), que manda a la banca a Vargas. O la irrupción en banda de Orellana, casi obligada por la baja de Mena. Y una muy soprendente: el ingreso de Pablo Hernández como conductor por delante de Aránguiz y Vidal. Un paso adelante para compensar la ausencia por precaución  de Marcelo Díaz. La selección trabaja menos, pero se lesiona igual.