La canciller alemana, Angela Merkel, y el ministro de Finanzas, Peer Steinrbrück, reiteraron su propósito de lograr que se impongan regulaciones internacionales más rigurosas a los bancos, en cuanto al porcentaje obligatorio de capital propio.

Tanto Merkel como Steinbrück subrayaron que viajaran con ese propósito a la cumbre del G20 de Pittburgh (EEUU) y que esas reglas son necesarias para evitar que se repita una situación en la que los estados puedan ser prácticamente chantajeados por los grandes bancos ha señalado la canciller alemana

Se trata ante todo de evitar que haya bancos que, por no tener reservas de capital y de liquidez, queden al borde de la quiebra y que el Estado no tenga otro remedio que ayudarles para evitar que arrastren consigo a todo el sistema financiero.

Para el caso de que una quiebra sea inevitable, el gobierno alemán quiere que los bancos consignen un plan para su liquidación en la que los propietarios y los acreedores tendrían que hacerse cargo de sus costes.

La canciller criticó que algunos países están pensando otra vez en un crecimiento rápido y por ello están poco interesados en nuevas regulaciones.

"Tenemos que acostumbrarnos a la idea de que no tendremos tasas de crecimiento exorbitantes porque estas sólo son posibles con un aumento de los riesgos", dijo Merkel.