La canciller alemana, Angela Merkel, manifestó hoy su escepticismo sobre la prevista retirada de las tropas de combate de la OTAN de Afganistán en 2014, durante una visita sorpresa al país rodeada de estrictas medidas de seguridad.

El proceso de reconciliación político con insurgentes como los talibanes no registró avances hasta el momento, dijo durante una visita a las tropas en la base del Ejército alemán en Masar-i-Sharif, en el norte del país.

Según la canciller, debido a esto, aún no se ha llegado a un punto en el que pueda decirse "podemos retirarnos de aquí. Por eso tampoco puedo decir si lograremos hacerlo hasta 2013/2014. La voluntad está ahí, queremos conseguirlo, y se está trabajando en ello".

Además de la reconciliación política que impulsa el gobierno afgano es esencial también la reconstrucción civil por parte de los donantes internacionales. Una prueba de ello será el cierre del equipo civil-militar de reconstrucción alemán en Feisabad, en el norte del país, en octubre. En ese momento, las fuerzas afganas asumirán la reconstrucción completa y ahí se verán si son capaces, señaló la canciller.

Durante su estancia en la base alemana, Merkel habló por teléfono con el presidente, Hamid Karzai, al que expresó sus condolencias por la muerte de 16 civiles afganos a manos de un soldado estadounidense en la noche del sábado al domingo.

Merkel prometió que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) hará todo lo posible para aclarar las circunstancias del suceso y anunció que Alemania presentará este mes un primer borrador de acuerdo de cooperación bilateral que rija las relaciones de ambos países tras 2014.

Originalmente, Merkel quería viajar primero a Kunduz, para visitar allí a los soldados alemanes, pero esto no fue posible por las malas condiciones meteorológicas.

La última vez que la canciller alemana estuvo en Afganistán fue en diciembre de 2010. Entonces, calificó por primera vez la misión de los militares alemanes de misión bélica. Las visitas anteriores fueron en 2007 y 2008.

El Ejército alemán perdió en los diez años de misión en Afganistán a 52 soldados, que murieron en atentados, accidentes o combate. En 2002, la tropa alemana estaba integrada por 1.200 soldados, mientras que actualmente son alrededor de 4.800. Hasta inicios de 2013, el contingente alemán se reducirá a 4.400 soldados.