Todos los ojos no sólo están puestos en Donald Trump, sino que también sobre la canciller alemana Angela Merkel. Según adelantó el jueves el grupo mediático Redaktionsnetzwerk, la líder europea se pronunciaría hoy sobre una eventual candidatura a las elecciones generales de septiembre de 2017. De conseguir la reelección, Merkel, que lleva 11 años en el poder desde que asumió su cargo en noviembre de 2005, obtendría su cuarto mandato.

La eventual candidatura ya provocó revuelo la semana pasada en la potencia europea cuando el presidente de la Comisión de Exteriores del Bundestag (el Parlamento alemán) Norbert Röttgen, se mostró convencido frente la cadena CNN de que Merkel ya tenía la decisión tomada. "Se presentará. Está totalmente determinada, dispuesta y lista para contribuir a la reelección en las generales", afirmó a ese medio estadounidense.

La semana pasada Merkel realizó lo que se consideró una maniobra estratégica al permitir que Frank-Walter Steinmeier sea el próximo Presidente del país, un candidato del partido rival (SPD), por lo que esa jugada le abre el camino para una nueva postulación, según señalan los analistas.

De acuerdo a las encuestas, la canciller podría obtener el apoyo suficiente para quedarse otro período. Un sondeo difundido por la cadena pública alemana ZDF asegura que si las elecciones generales se desarrollaran en estos momentos la coalición de Merkel (CDU-CSU) obtendría el 34% de los votos, seguido por el Partido Socialdemócrata (22%), Los Verdes (13%), Alternativa para Alemania (12%), La Izquierda (10%) y los liberales del FDP (5%).

Sin embargo, en los últimos meses han ido creciendo las críticas a la canciller desde las filas de su propio partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su principal socio de gobierno, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

Ambos partidos mantienen hace años un principio de no competir en las urnas, sino que presentan candidatos consensuados por ambas partes. Pero este podría no ser el caso en las próximas elecciones generales. Más que por acumular tres mandatos, la incógnita en torno a una cuarta candidatura surge por el desgaste de la imagen de Merkel dentro de sus filas debido a la política de refugiados que ha sido criticada por el ala más conservadora de su coalición.

La crisis migratoria ha polarizado a los partidos políticos alemanes. Merkel limitó la acogida de refugiados a 200.000 al año en un país que ha sido uno de los principales focos de la migración. Desde enero de 2015 ha recibido más de 1,1 millones de solicitantes de asilo.

Alemania también ha visto el surgimiento del partido nacionalista Alternativa para Alemania (AfD), que podrían lograr el 10% de los votos en las elecciones generales, mientras que sus líderes aseguran que podrían llegar al 20%.

Durante los últimos meses, se consideró que la canciller podría haber desistido de ir a la reelección por presiones de la CSU, que prefiere un candidato más derechista para combatir el auge de la derecha radical en Alemania.

Pese a la división dentro de su partido, se considera que no existe una alternativa sólida dentro de la CDU para los próximos comicios generales.

Por otro lado, la incertidumbre tras el triunfo del magnate inmobiliario Donald Trump como el futuro Presidente de Estados Unidos ha posicionado a Merkel como una líder que puede estabilizar el poderío mundial y se espera que eso la beneficie en las próximas encuestas. Así, Merkel tendrá la última palabra.