El 18 de marzo de 1938 fue un día histórico para México: el entonces Presidente, Lázaro Cárdenas, decretaba la expropiación de los campos petroleros y las refinerías de propiedad de multinacionales extranjeras que operaban en el país, al tiempo que daba vida a la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Más de siete décadas después, el Senado mexicano también ha hecho historia en el ámbito de los hidrocarburos, aunque en dirección contraria: tras cinco largos días de debate, la Cámara Alta aprobó, con 85 votos a favor y 26 en contra, un conjunto de normas reglamentarias que pondrán fin al monopolio de Pemex en la exploración y explotación de los recursos energéticos del país. Según consigna la agencia France Presse, la compañía pública aporta la tercera parte de los ingresos fiscales del país.

Así, y a grandes rasgos, la reforma energética -punta del iceberg de un paquete de transformaciones profundas impulsadas desde el primer día de gobierno por parte de Enrique Peña Nieto- apunta a incrementar la producción de gas y petróleo, abriendo las puertas a la inversión privada.

Hoy, y pese a que México posee grandes reservas de hidrocarburos, el país importa, por ejemplo, el 30% del gas y el 49% de la bencina que consume, consigna el diario español El País, que además destaca que si bien en los últimos 13 años la inversión en Pemex (que emplea a 150.697 personas) pasó de US$ 9.000 millones a US$ 28.000 millones, la producción de crudo cayó un tercio en igual período. En 2013, además, la empresa estatal tuvo pérdidas por US$ 9.300 millones, agrega el medio.

Una vez que finalice el trámite legislativo (lo aprobado por los senadores debe ser visto ahora por los diputados), Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) funcionarán como "empresas productivas del Estado", con lo que se les dará autonomía. Asimismo, se prevé que en la generación y el suministro de electricidad también puedan participar capitales privados. "Esta reforma incrementará nuestra seguridad energética, elevará la competitividad del país y significará ahorro para las familias mexicanas", celebró Peña Nieto en Twitter.

Antes de esta iniciativa, el gobernante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) había logrado modificar los sectores financiero, de telecomunicaciones y educativo (ver recuadros), entre otros. Esto fue posible en el marco del ya desactivado Pacto por México, acuerdo firmado por los principales partidos con el objetivo de llevar adelante cambios profundos para impulsar el desarrollo del país.

En este entramado de modificaciones, la reforma energética de Peña Nieto tendría un rol preponderante, dado que con ella "el gobierno tendrá más ingresos, por medio de los contratos privados, para estimular los programas de salud, educación e infraestructura. Estos programas beneficiarán a los ciudadanos en los años a venir", dijo a La Tercera Diana Villiers Negroponte, académica del Woodrow Wilson International Center for Scholars.