México y Centroamérica intentan coordinar acciones para enfrentar el drama de los niños migrantes que viajan solos a Estados Unidos en forma clandestina y que configuran una verdadera crisis humanitaria en la región.
La viceministra de Gobernación mexicana, Mercedes Guillén, que participa en Managua en la Conferencia Regional sobre Migración, señaló que ambas partes "buscarán ordenar los flujos migratorios en la región y reforzar la protección de los menores de edad".
"El desbordante número de niños centroamericanos que cruza a México para llegar a Estados Unidos plantea un reto a todos los países involucrados", dijo la funcionaria.
México y Centroamérica discuten planes para contar con datos biométricos de los migrantes para "facilitar un tránsito regulado, no libre".
México ha sido objeto de críticas por el trato que brinda a los niños migrantes, a quienes mantiene en estaciones migratorias en condiciones inadecuadas.
Al respecto, los gobiernos centroamericanos consideran que deberían ser trasladados a albergues.
"Estamos conscientes" de la necesidad de "cumplir" con la ley para "darle la protección de sus derechos humanos a los niños que transitan" por territorio mexicano, afirmó la viceministra de Población, Migración y Asuntos religiosos.
Por su parte, el embajador de El Salvador en México, Carlos Ascencio, aseguró que los niños y adolescentes centroamericanos detenidos deberían ser llevados a albergues del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Ese instituto es el encargado de proteger a niños desamparados en espera de su repatriación.
"Debemos velar por el interés supremo del menor (de edad) y en ese sentido preferimos la atención del DIF. Las condiciones de las estaciones migratorias son más para adultos" que para los niños, dijo el diplomático.
Se calcula que más de 40.000 niños y niñas (12.000 de ellos mexicanos) se encuentran en centros de detención en Estados Unidos, algunos de ellos instalaciones militares, en espera de ser deportados.
Los niños suelen estar en condiciones degradantes, expuestos al intenso frío o al fuerte calor, sin aire acondicionado ni calefacción, según denuncias recientes de grupos humanitarios.
En México, se calcula que hay otros 10.000 niños centroamericanos en espera de ser trasladados a sus lugares de origen.
En el caso de El Salvador, "la diáspora (hacia Estados Unidos de niños y mayores) representa un 30% de la población", precisó el embajador Ascencio.
México tuvo que aumentar el personal para atender a los niños migrantes, mientras que los países centroamericanos han tenido que también emplear a más funcionarios para sus numerosos consulados.
Aunque una parte de ellos huye por razones de violencia en sus países, la mayoría busca la reunificación familiar con sus parientes en Estados Unidos, pero también hay quienes lo hacen para mejorar sus condiciones económicas.
La vicecanciller mexicana, Vanessa Rubio, aseveró que el problema es que los niños viajan engañados por los llamados "polleros" o traficantes de personas con la idea de que en Estados Unidos van a obtener refugio.
"La magnitud del drama es enorme", señaló, por su parte, el secretario general del Episcopado Mexicano, Eugenio Lira.
"Estos niños y niñas no han salido de sus países por gusto, sino empujados por la miseria o la violencia. Han dejado su tierra y su familia buscando desesperadamente una oportunidad para sobrevivir o reunirse con sus padres", afirmó el obispo.
Rubio dijo que la Cancillería mexicana ha reforzado la coordinación con las embajadas de Honduras, Guatemala y El Salvador, sobre todo "mejorando la comunicación" para "hacer los mecanismos de repatriación más expeditos y compartir buenas prácticas de alojamiento y repatriación".