Miami tiene su Pequeña Habana y su Pequeño Haití, un barrio conocido como Westonzuela y hasta las Islas Venecianas. Lo que no tiene es un barrio chino.
Shan-Jie Li quiere hacer algo al respecto. El desarrollador inmobiliario de la ciudad de Linyi, en la zona ventosa del noreste de China, tiene planes de transformar la zona metropolitana más poblada de Florida, con sus playas limpias y su clima tropical, en un destino para inversionistas inmobiliarios chinos.
"Estamos pensando en traer a Miami a la nueva ola de chinos adinerados y educados", dijo Li en una entrevista. "El entorno en Miami invita a un estilo de vida muy agradable. Jugar al golf e ir a la playa son atractivos importantes".
Si bien la recuperación de Miami de la crisis financiera estuvo impulsada por sudamericanos que compraron departamentos vacíos, la ciudad hoy pone los ojos en Beijing para sustentar el crecimiento. Los chinos se han convertido en uno de los segmentos de más rápido crecimiento entre los compradores extranjeros, según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami, en un momento en que el debilitamiento del peso argentino, del real brasileño y del rublo ruso desalienta la inversión de otros países.
"Los valores de la propiedad subieron y las monedas partieron en la otra dirección", dijo Daniel de la Vega, presidente de la agencia inmobiliaria de propiedades de lujo One Sotheby's, en una entrevista en Miami. "Así que los inversionistas sudamericanos pueden mirarnos y decir que ya no es una buena oportunidad".
Desde los momentos más difíciles de la crisis, cuando las tasas de propiedades vacías en el centro de la ciudad subieron al 60%, las grúas volvieron al horizonte y los valores de las propiedades subieron. Un museo de arte moderno de US$131 millones financiado por Jorge Pérez, el dueño multimillonario de Related Group, abrió sus puertas en 2013; al lado se está construyendo un museo de ciencias, junto a la costanera de la Bahía de Viscaya.
Los compradores latinoamericanos representaron el 62% de las compras en Miami el año pasado, liderados por venezolanos, argentinos, brasileños y colombianos, según la asociación de agentes inmobiliarios. Ello ayudaron a llevar el precio mediano de una vivienda a US$276.000 en diciembre, un 54% más comparado con los US$179.000 de fines de 2011, según Zillow.com, un website de propiedades.
"Tenemos una cantidad importante de compradores chinos; todavía no llega al 5% del total, pero está creciendo", dijo Pérez. Después de dar una disertación reciente ante estudiantes de la Universidad de Miami, los padres chinos de un alumno compraron US$20 millones en bienes raíces, recordó.
"Rusia había sido una buena fuente de compradores, particularmente en lugares cercanos a la playa, pero ahora eso está decayendo", agregó. "No tengo idea si los sudamericanos seguirán comprando como antes".
Armando Codina, máximo responsable ejecutivo de la desarrolladora inmobiliaria Codina Partners, no pierde el tiempo. Mandó un representante a Beijing para apuntalar las ventas de su proyecto Downtown Doral de US$1.000 millones, al noroeste del condado de Miami-Dade.
"Estamos viendo una actividad de compradores chinos que no habíamos esperado", dijo Codina, nacido en Cuba. "Los chinos se entusiasman con este proyecto en dos segundos, porque han visto surgir ciudades de la nada".
"Todo el mundo quiere un pedazo de Miami ahora", dijo Ron Gottesmann, de NR Investments. "Este es el comienzo del cambio".