Tal como ocurriera en 2013, la campaña presidencial ha tenido como protagonista del debate económico una nueva reforma tributaria, discusión que aumentó en intensidad en momentos que se cuestiona la efectividad de la normativa tras la caída de la recaudación del impuesto de las empresas en 2016, pese a que la tasa del gravamen aumentó desde 22,5% a 24%.
De hecho, este fue el principal fenómeno que criticó el economista Juan Andrés Fontaine, consejero de LyD y miembro del equipo económico del candidato Sebastián Piñera, durante el seminario "La reforma tributaria: reflexiones sobre su impacto y cómo abordar los desafíos pendientes" organizado por la UDD, instancia donde aseguró que "al afectar al crecimiento, una reforma de este tipo afecta la recaudación tributaria. En consecuencia, conspira contra la idea que una reforma tributaria crea ingresos permanentes".
Por lo mismo, Fontaine defendió la propuesta programática que apunta a reducir la tasa de primera categoría (empresas) desde 27% a 25%, luego que la tasa suba en 2018 como lo señala la reforma tributaria, y también la idea de volver a integrar completamente el sistema de las empresas más grandes. Es decir, que el impuesto que paguen las empresas en el sistema semi integrado se pueda usar en un 100% contra los impuestos personales de sus dueños, a diferencia de cómo funciona actualmente, donde dicho crédito solo alcanza al 65% del impuesto final.
Sin embargo, la propuesta fue cuestionada por el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco -quien ha seguido el proceso de la reforma tributaria desde sus inicios- dado que "tiene un impacto en recaudación sin duda alguna". Según cálculos de Hacienda, bajar la tasa del gravamen a las empresas, e integrar el sistema, equivale a 0,6% del PIB menos de recaudación para el Fisco, lo que debe ser compensado dado el escenario de estrecehz fiscal que enfrenta el país.
"Lo más responsable es esperar a ver cómo funciona en la práctica la implementación completa de la reforma tributaria antes de proponer los cambios", remarcó Micco, enfatizando que "cambiar dos guarismos en la ley no es simplificación".
Mayor recaudación
Fontaine, en este sentido, no retrucó la cifra señalada por Micco, coincidiendo con el efecto que puede generar su propuesta, y si bien afirmó que "tomará tiempo" llevar adelante la reducción de la tasa, sostuvo que "se puede hacer si se hace de a poco, con un crecimiento económico que vaya aumentando por otra vía los ingresos fiscales y con un combate fuerte a la evasión".
Consultado por la gradualidad de la implementación, afirmó que "se puede hacer en los próximos dos a tres años". Asimismo, el economista no descartó que a medida se alcance la tasa de 25% del impuesto de primera categoría, se podría continuar en esta trayectoria, a medida aumente el crecimiento y el resto de los países desarrollados y emergentes continúen un proceso de rebajas impositivas.
Por otra parte, como medida de compensar el menor pago de impuesto de las empresas, Fontaine planteó que al recuperarse el crecimiento, podría existir un "espacio" para incrementar las tasas de impuesto a las personas.
"Aunque las tasas marginales del 35% o 40% son relativamente altas o razonables a nivel mundial, la tasa media que pagan los sectores de más altos ingresos es bastante baja. Hay tramos exentos (que no pagan impuesto) y después hay una subida muy lenta, creo que ahí hay un espacio (para subir la tasa).