Las salas de cine con pantalla grande supieron ser una institución del centro de toda ciudad, pero fueron desapareciendo con la llegada de los complejos de salas múltiples, que ofrecen una experiencia muy distinta.
El cineasta Michael Moore quiere popularizar de nuevo ese tipo de salas y tiene un proyecto que busca revitalizar cines antiguos en su estado, Michigan, y, posteriormente, en todo el país.
Ya ha habido iniciativas similares en el pasado. Pero Moore tiene un proyecto distinto, inspirado en el que resucitó el State Theatre de Traverse City, donde reside ahora.
La idea es que las salas sean iniciativas sin fines de lucro, operadas mayormente por voluntarios. Esto reduce los costos y le da a la comunidad un interés especial en la supervivencia del cine, según Moore.
BECAS Y CAPACITACION
Moore planea otorgar becas y capacitación a personas interesadas en operar cines siguiendo ese método. El dinero vendrá en principio de un fondo creado con el dinero que recibirá por una exención fiscal relacionada con la filmación de su documental "Capitalismo: Una historia de amor" en Michigan. Calcula que recibirá un millón de dólares.
"Uno de nuestros objetivos es generar una revitalización económica, especialmente en zonas céntricas venidas a menos", declaró Moore a The Associated Press. "Otro es salvar el arte cinematográfico y estimular la producción de buenas películas".
STATE THEATRE
Moore nació en Flint, otra ciudad de Michigan, y en el 2003 se radicó en Traverse City, donde se interesó en el State Theatre, localizado en la calle principal. Fue inaugurado en 1916 y era una reliquia donde ya no se exhibían películas. "Sufría cada vez que pasaba por allí", cuenta Moore.
El cineasta y sus colaboradores decidieron usar el State como la sala central del Festival de Cine de Traverse City, que crearon hace seis años. Moore convenció al dueño de que donase la sala, cuyo valor se calcula en 1,2 millones de dólares, para que pudiese funcionar como una iniciativa sin fines de lucro.
El local reabrió sus puertas en noviembre del 2007, tras una renovación a fondo. Ahora tiene 534 asientos cómodos, un moderno sistema de sonido, luces que parecen estrellas en el techo y una pantalla grande. Hay incluso un órgano como los viejos.
La sala tiene empleados a sueldo, pero también cuenta con numerosos voluntarios que operan la boletería, los puestos de comida y acomodan a la gente.
Por una cuestión contractual, el State no puede exhibir estrenos y se enfoca en cintas de cine arte, documentales, películas extranjeras, clásicos y producciones que ya fueron exhibidas previamente.
El State, sin embargo, es una de las salas de cine más taquilleras del país y una especie de centro comunitario, donde se realizan también funciones de ópera y eventos deportivos. "El State Theatre, con sus luces brillantes en la marquesina, es una institución del centro de la ciudad", comentó Steve Fairbanks, administrador de Red Ginger, un restaurante pegado al cine.
Los escépticos pueden preguntarse cómo es que un teatro viejo, de una sola pantalla, puede competir con los modernos multisalas. Moore responde que la experiencia del State Theatre demuestra que hay avidez por películas de calidad, exhibidas en un sitio agradable y a un precio razonable. Los multisalas le dan prioridad al estilo por sobre el contenido.
ACTITUD
"Es la misma actitud que tienen muchos en Hollywood, gente que piensa que el público no quiere ver documentales, no quieren ver películas con subtítulos, lo que se está demostrando no es así", expresó. "'La niña con el tatuaje de dragón' es la película más taquillera en lo que va del año en el State Theatre a pesar de que es extranjera, con subtítulos y una trama compleja".
Las exenciones impositivas que concede Michigan a la industria cinematográfica figuran entre las más generosas del país. Devuelven hasta el 42% de los gastos justificados.
PENN THEATRE
Ellen Elliott, administradora del Penn Theatre, una organización de voluntarios sin fines de lucro que opera en Plymouth, suburbio de Detroit, espera que su programa pueda recibir fondos del proyecto de Moore. El Penn, fundado en 1941, cerró en el 2003 y fue reabierto hace poco con la ayuda de voluntarios.
"La idea (de Moore) es brillante", afirmó Elliott.
Moore señaló que el Penn, con sus 405 asientos, "es un ejemplo perfecto de lo que estoy diciendo".