Hace dos semanas, la vida de Michael Schumacher era tranquila. Tal como le había prometido a su esposa Corinna después de dejar la Fórmula Uno, en 2006, le dedicaba más tiempo a sus hijos Mick y Gina María en su mansión en Suiza. Su trabajo como asesor del equipo de Ferrari, después de algunas polémicas a principios de año, ya no incluía asistir a las carreras, por lo que el "Circo" se estaba convirtiendo en un lugar ajeno para él.
El sábado 26 de julio sucedió lo impensado. Un resorte suelto del auto de Rubens Barrichello golpeó a Felipe Massa, provocándole un accidente que lo tuvo cerca de la muerte y una severa lesión en el cráneo, que lo tuvo más de una semana hospitalizado en Budapest. El nombre del heptacampeón surgió como alternativa para reemplazarlo, pero las versiones parecían sólo un rumor.
Cuatro días después del incidente del brasileño, "Schumi" confirmaba las conjeturas y anunciaba su retorno a la pista, revolucionando nuevamente al mundo de la Fórmula Uno. Asegura que lo hizo por su estrecha relación con la Scuderia, más que por los 750 mil dólares que recibirá por fecha y el US$ 1,4 millón que le entregarán como bono por cada victoria, algo no tan difícil de creer en una persona con una fortuna calculada en casi US$ 800 millones.
La determinación lo obligó a cambiar su ritmo de vida. Si bien a sus 40 años se ha mantenido en forma para no desentonar en sus esporádicas participaciones motociclísticas, no estaba preparado para volver a subirse a un demandante monoposto.
Un trabajo múltiple
Recuperar su sensibilidad al manejo no es la única preocupación del germano. Tal como lo cuenta a La Tercera su portavoz, Sabine Kehm, el dueño de 91 victorias en la F1 "está realizando un entrenamiento intensivo y amplio, para distintas secciones: potencia, coordinación, corazón y otras cosas. Además, el programa incluye karting y otros deportes".
Schumacher ha pasado los últimos días moviéndose bastante. Estuvo en Mugello para su reencuentro con un monoplaza y luego voló a Budapest, para visitar a Massa.
La situación obliga a que su puesta a punto, que ya le significó perder tres kilos de peso, sea variable. "Tiene un plan que se define en cada jornada, basado en los resultados del día anterior. Todo lo supervisa el doctor Jonannes Peil y dos fisioterapeutas", agrega Kehm.
El programa de entrenamiento partió 24 horas después de su reunión clave con el presidente del "Cavallino Rampante", Luca Cordero di Montezemolo, y el jefe de equipo, Stefano Domenicali. Se trasladó a las instalaciones de los escarlatas y lo primero que hizo fue manejar en el simulador. El viernes 31 de julio ya estaba en la pista al mando de un Ferrari 2007 con neumáticos slicks (lisos), para empezar a aclimatarse a una de las nuevas reglas de la F1.
Los de Maranello intentaron conseguirle una práctica en el F60 previa al GP de Europa, el 23 de agosto, pero Williams, Red Bull y Toro Rosso se opusieron a la medida que contraviene el reglamento, donde se impiden las pruebas durante la temporada.
Debió conformarse con conducir un karting en el caluroso circuito de Lonato, en Italia, durante el miércoles y el jueves de esta semana. "Fue muy bueno. Junto a Luca (Badoer, tester de Ferrari) aprovechamos muy bien el tiempo, para trabajar en brazos, hombros, el tronco superior y el cuello", reconoció Schumacher, que trabaja empecinado en llegar bien preparado al callejero de Valencia.