El presidente de Brasil, Michel Temer, quien enfrenta cada vez más presiones para que abandone el cargo en medio de un escándalo de corrupción, reiteró que no renunciará incluso si es acusado formalmente por el Tribunal Supremo, según una entrevista publicada el lunes en el diario Folha de S. Paulo.
Muchos brasileños, que ya no suelen sorprenderse por las aristas de una gigantesca investigación por corrupción que involucra a funcionarios y empresarios, quedaron impactados la semana pasada al conocerse una grabación en la que Temer parece consentir un pago secreto de dinero a un legislador preso.
El Tribunal Supremo de Justicia de Brasil inició una investigación sobre las revelaciones, que forman parte de un testimonio de los propietarios multimillonarios de la gigante cárnica JBS SA bajo un acuerdo de delación compensada.
La corte decidirá el miércoles si suspende la pesquisa, tras un pedido de Temer hasta que se pueda determinar si la grabación fue manipulada para implicarlo.
"No renunciaré. Destitúyanme si quieren, pero si me retiro, estaría admitiendo culpa", sostuvo Temer, quien señaló que la grabación de su encuentro con el presidente de JBS, Joesley Batista, fue alterada.
El escándalo amenaza con desmembrar la coalición de Temer en el Congreso y dejar a la deriva a la mayor economía de América Latina, sumida en dos años de recesión, mientras el presidente lucha por su supervivencia a un año del juicio político que destituyó a su antecesora, Dilma Rousseff.
Temer dijo al diario que está "absolutamente" seguro de que es capaz de terminar su mandato, previsto hasta fin de 2018, sin abandonar su agenda legislativa, que incluye ambiciosas reformas a la normativa laboral y al sistema de seguridad social del país. Su coalición ya tenía problemas para reunir los votos necesarios para aprobar la impopular reforma previsional.