"Soy de Lautaro. Yo y mis hermanos somos hijos ilustres de esa ciudad, pero además somos embajadores culturales para el mundo", afirma el artista Norton Maza (46) desde México, a pocos días de haber inaugurado Geografías del Olvido en el Museo de Artes de Guadalajara (MUSA). "Me gusta decir que soy lautarino, que vengo de la Región de la Araucanía en Sudamérica, pero evito decir que soy de Chile", cuenta. "Es una decisión personal y también global: si tanto hablamos de racismo, del conflicto mapuche, creo no podemos estar generando divisiones con banderas".
Crítico del poder y de los sistemas de represión social, Maza se ha ganado un espacio en la escena artística con una obra extensa que explora como pocos los contrastes socioculturales y políticos instaurados por la globalización.
La ironía y crudeza de su trabajo quedaron fijadas en la memoria de la escena artística cuando en 2013 presentó Del paisaje y sus reinos en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Quinta Normal. La muestra, que reflexionaba contra la doble moral de la institución eclesiástica, consistía en la instalación de un gigantesco diorama que escenificaba en tamaño real a un Cristo metamorfoseado en un narco-gángster con pistola, corona de espinas y calzoncillos, que parecía escapar de un ataque guerrillero.
La ambiciosa obra, acaso la más espectacular de su carrera, es muestra de un trabajo arduo que Maza viene desarrollando desde hace más de 20 años, cuando tras vivir el exilio en Francia comenzó sus estudios en Cuba, en la Escuela de Arte de La Habana.
Sin embargo, su destacada trayectoria no encuentra equivalencia en la recepción comercial de su obra en el país. "He hecho un esfuerzo grandísimo con mi trabajo. Me han felicitado porque mis muestras han sido las más visitadas en los museos nacionales, pero al final no hay coleccionismo, no hay manera de proyectarse en las artes que no sea endeudándome", explica. "Tengo deseos de dejar Chile pronto. Si no te empeñas en hacer lobby, como muchos en el área, tu obra queda en lo anecdótico. Yo no estoy dispuesto".
Agenda internacional
Lo que no ha encontrado en Chile, sí ha dado frutos para Maza en el extranjero. En abril expuso Vestigios de fronteras en el Centro Cultural Matta de Buenos Aires, una muestra que reunía cuatro grandes instalaciones.
La agenda de exposiciones fue sucedida por su participación en la feria ArteBA. Y luego por una muestra en el Museum and Cultural Center de Anaheim (EEUU) titulada Deep Impact, que consistía en la intervención de un globo terráqueo en el que el artista resaltaba con finos muros de cobre las fronteras entre países. Una obra que surgió a partir de los problemas entre México y Estados Unidos, cuando el entonces candidato a la Presidencia Donald Trump propuso construir un muro divisorio entre ambas naciones.
En medio de todo eso, Maza también tuvo tiempo para editar su primer libro con la editorial Puro Chile. Con textos de la curadora argentina Gabriela Salgado, la publicación próximamente en librerías entrega una visión de su trabajo a través del análisis de dos de sus obras claves: El Paisaje y sus reinos (2013) y El rapto (2016), exhibidas en el MAC y MNBA respectivamente.
Ahora, Maza acaba de inaugurar en el Museo de Artes de Guadalajara Geografías del olvido. La muestra, hasta el 7 de enero en cartelera, habla de la migración clandestina y las fronteras, trayendo nuevamente a escena la obra Deep Impact. Pero, esta vez, agrega un segundo elemento: una maqueta en tonalidades grises que puede ser percibida a distancia y, obligadamente, desde un reclinatorio, en el que el espectador debe arrodillarse.
"Lo que busco es hablar de problemáticas globales en las que todos estamos inmersos", explica el artista. "Por eso es importante poner al público más allá de una situación de mero observador. En este caso, tiene varias opciones: puede ser un simple voyerista mirando la obra, o puede hincarse frente a ella, en una clara cita de petición de perdón por los conflictos fronterizos. Puede tener muchas lecturas".
Según Maza, la maqueta hace referencia a parte del recorrido del ferrocarril La Bestia, una conocida red de carga que une las fronteras norte y sur de México, empleada de forma ilegal por los migrantes que buscan llegar a como dé lugar a Estados Unidos.
"Es una situación muy dramática, que recordaba cada vez que desde mi hotel en la ciudad mexicana oía la bocina del tren", cuenta. "Muchos de los migrantes se encaraman a los techos del ferrocarril, otros por el cansancio han caído y mutilado sus extremidades. Hay mujeres que les tiran comida porque a veces llevan varios días sin comer", agrega.
"Es el tema que ahora quiero tocar: si la obra estuviera en España el tren estaría quieto y sería el mar el protagonista de la instalación", afirma el artista que actualmente también expone en la muestra colectiva Menos es Mas, curada por Patricio Zárate en el Museo Bellas Artes.