Durante los últimos años, el flujo de migrantes ha ido en aumento en el país, al pasar de 190 mil extranjeros en 2002 a casi medio millón hasta 2016.
Es por esta razón que existen iniciativas de gobierno que apuntan a la integración de los migrantes desde muy temprana edad. Según cifras del Mineduc, hay 1.124 niños migrantes que asisten a jardines de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji). Y aunque sólo significan un 0,6%, desde la Junji destacan la importancia de la participación de ellos en la sala.
La mayoría de los infantes son de Bolivia, con un 37,7%, y la región con el mayor número de alumnos migrantes es Antofagasta.
Desde la Junji explican que tienen una política de educación inclusiva, "que se refiere a que todos los niños son sujetos de derechos y, por lo tanto, tienen derecho a la educación (...) en los jardines se facilita el ingreso a sus programas a hijos de familias migrantes o refugiadas, cualquiera sea la condición migratoria".
La integración de estos niños en la sala de clases es fácil, señala Desirée López, vicepresidenta ejecutiva de la Junji. "Los niños se toman las diferencias naturalmente. Si están en una comunidad inclusiva, aprenden las diferencias y a respetar al otro".
López remarca que los jardines "son la puerta de entrada al país para muchas familias del extranjero. Nuestra política de educación inclusiva se concretiza en que acogemos a los párvulos, su familia y su cultura".
Una de las familias beneficiadas es la de Emilce Rodríguez y su hija Fabiana, de origen boliviano. Ellas llegaron a Chile hace algunos años y, gracias al dato de una amiga, Emilce postuló y logró un cupo para su hija en el jardín Brumita, de Alto Hospicio.
Rodríguez asegura que es importante que su hija asista al jardín, ya que "allí ella aprende mucho, el ambiente es muy bueno. Las tías nos tratan muy bien y los apoderados han sido acogedores", cuenta la mamá de Fabiana.
En Santiago, Gloria Etienne, hatiana, tiene dos hijos en el jardín Nuestro Mundo, en Estación Central. Cuando sus hijos alcanzaron la edad para entrar al sistema escolar, ella eligió otro establecimiento, "pero mi hermano me aconsejó este, porque estaba bueno. Me dijo que viniera a dejar aquí a mi hijo". Etienne destaca el trabajo de las educadoras, quienes le han ayudado, incluso, cuando sus hijos han estado enfermos. "Tenía que ir al trabajo y se los dije, y ellas al tiro buscaron una forma de poder ayudarme y recibir a la guagua", señaló.