Miguel Aceval asume con naturalidad que, en la antesala de cualquier Superclásico, un poco de atención recaerá sobre él. El 2 de julio de 2006, al zaguero le correspondió ejecutar el último penal de la definición que dirimiría el título del Apertura entre Universidad de Chile y Colo Colo, en el mismo escenario que albergará el partido de este sábado, el Estadio Nacional. Fue el gol del título para el equipo de Claudio Borghi. El gol de una locura alba que el tiempo no ha logrado disipar. El acierto que para los fanáticos del Cacique se transformó casi en una efeméride. "Campeón en tu cara", denominaron la hazaña.
La intensidad del recuerdo no ha disminuido. El defensor explica que regularmente los hinchas del club popular le manifiestan su gratitud. "El recuerdo es lindo. Han pasado 11 años y la gente no se olvida del gol ni de mí. Casi siempre en la calle me lo hacen sentir. Me saludan, me lo recuerdan y me lo agradecen", admite, poco después de finalizar el entrenamiento con la escuadra de Dalcio Giovagnoli.
Antes del festejo, en todo caso, los albos, que habían sido el mejor equipo del certamen y que contaban con un equipo en el que sobresalían Claudio Bravo, Matías Fernández, Jorge Valdivia y Humberto Suazo tuvieron que sufrir. Llegaban con la ventaja del 2-1 que habían conseguido en la ida (con dos goles de Fernández). Sin embargo, en el duelo de vuelta la U logró desdibujarlos, aunque sólo sacó ventaja en los 71', a través del ahora albo Luis Pedro Figueroa. La corona se dirimía desde el punto penal.
"Veníamos de una campaña espectacular. Nos sentíamos confiados en lo que podíamos hacer. Así lo vivimos, sobre todo por la calidad de jugadores que teníamos, pero se nos complicó mucho; nos tuvieron ahí, nos pudieron ganar. No merecíamos perder, por lo que habíamos hecho en el torneo", agrega Cabeza de Tele, como lo apodaban sus compañeros en Macul.
La definición también fue angustiosa. Por los albos marcaron Fernández, Suazo y Gonzalo Fierro. Falló Luis Mena. Para la U convirtieron Marcelo Salas y Figueroa. Hugo Droguett y Mayer Candelo erraron sus disparos. El de Candelo es una historia aparte. El colombiano intentó definir a lo Panenka. Bravo, que había elegido un costado, logró rehacerse y evitó el gol. Por eso, Aceval comparte con el actual guardameta del Manchester City el recuerdo de la noche más gloriosa de su carrera. "Fue una definición angustiosa. Lo de Claudio fue notable. Se jugó y tuvo una reacción notable ante Candelo. Son muy pocos los arqueros que pueden hacer lo que hizo. Fue el mayor artífice de ese título. Le tapó a Droguett también. En las definiciones siempre marcó la diferencia. Desde cadetes ganábamos por lo mismo. Tapaba al menos uno. Estábamos seguros de eso", sostiene.
Aceval vuelve a concentrarse en ese disparo decisivo. Que comenzó mucho antes de la carrera para quedar enfrente de Miguel Pinto. "Cuando entré a la cancha (en los 85', por Álvaro Ormeño) Borghi me preguntó cómo estaba para los penales. Ahí mismo le dije que quería patear el último. Me tenía fe aunque, claro, quizás no me habría tocado ejecutar. Y si lo fallaba, aún tendríamos otra opción", recuerda.
A pesar del tiempo, Aceval recuerda en detalle el camino al gol que marcó su vida. "Me pasé un montón de películas, por la definición, porque era ante el archirrival. Pensé en reventar el arco, pero cuando vi que Miguel se cargó hacia un lado, elegí no pegarle tan fuerte. Y acerté. Lo que vino después es inolvidable. Eso sí, no me siento histórico. Histórico es Paredes. Sólo me tocó estar ahí y supe hacer lo que se debía", concluye.