Durante casi cinco décadas Fidel Castro tuvo a su hermano, Raúl, cinco años menor, como el número dos del régimen, como su carta de recambio. Tras la salida abrupta de Fidel por enfermedad en 2006, y después de 19 meses de transición, en febrero de 2008 Raúl Castro asumió formalmente el mando y puso como su segundo a bordo a José Ramón Machado Ventura, un año mayor que el Presidente cubano. En febrero pasado, Raúl asumió su segundo y, según su promesa, último período de gobierno, de cinco años. Los personajes antes mencionados son todos octogenarios. Fidel Castro, 87; Raúl Castro, 82, y Machado Ventura, 83. Quizás por eso, pensando en un recambio generacional y considerando que los imponderables son más frecuentes en personas de esa edad, que el menor de los Castro decidió nombrar como vicepresidente del país a un hombre que actualmente tiene 53 años.
Se trata de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, un ingeniero eléctrico y profesor universitario, que nació en abril de 1960, después del triunfo de la Revolución en 1959, a diferencia de una buena parte de la dirigencia cubana aún vigente que son veteranos de la lucha contra Fulgencio Batista. De hecho, es el más alto dirigente nacido tras la victoria de los "barbudos" de Sierra Maestra. Fue primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas de su Villa Clara natal y en 1994 fue elegido primer secretario del Comité Provincial del PC en Villa Clara. Eso le permitió alcanzar el Politburó del PC en 1997. Además, en 2003, fue elegido al frente del Comité Provincial del PC en Holguín.
Pero fue con la llegada a la cumbre del poder de Raúl Castro, que Díaz-Canel escaló más arriba y quedó más cerca de la primera línea. En mayo de 2009 fue nombrado ministro de Educación Superior, en marzo de 2012 fue designado vicepresidente del Consejo de Ministros y en febrero pasado, tras la salida de Machado Ventura, quedó como número dos del aparato de gobierno al concentrar en sus manos la primera vicepresidencia de los Consejos de Estado y de Ministro. En todo caso, aún no es el número dos de la jerarquía del país, debido a que Machado (considerado un hombre de Fidel) sigue siendo segundo secretario general del PC de Cuba.
Como sea, ocho meses ha sido llamativa la amplia presencia y el protagonismo que ha asumido Díaz-Canel, muy por encima de lo que hacía el gris Machado Ventura, y en cierto sentido que el propio Raúl Castro, quien desarrolló un gusto por trabajar, actuar y operar en las sombras, lejos de los focos casi completamente reservados para su hermano Fidel.
Sólo en las últimas semanas sus palabras han resonado en la prensa cubana, que ilustran el cambio y las reformas que está impulsando en diversas áreas que el propio Raúl Castro está conduciendo, con frases llamativas como que "hace falta un pensamiento más fresco y revolucionario en la promoción cultural", cuando llamó a fomentar el diálogo y acentuar la acción o cuando destacó "la importancia de romper con el secretismo existente en determinados sectores porque sus directivos se oponen a dar informaciones (a la prensa) de diversos temas". Y en junio fue él quien viajó a China y se reunió con el nuevo máximo dirigente del gigante asiático: Xi Jinping.
De cualquier forma aún falta mucho para la fecha clave: 2018. Cuando está planificado que se produzca el paso al costado de Raúl Castro, cuando tenga 86 años. Y no sería la primera vez que las cartas de futuro en el régimen cubano cae bajo fuertes acusaciones de corrupción, como fueron los casos de los ex cancilleres Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque y el ex vicepresidente económico Carlos Lage. Para el escritor Norberto Fuentes, ex miembro del hard core cubano y autor de La autobiografía de Fidel Castro, Miguel Díaz-Canel aparece más bien "como una figura de transición. Hasta ahora no está demostrando tener mucho en la canasta. Yo veo con mejores perspectivas a Alejandro Castro, el hijo de Raúl. Fidel lo entrena a diario".