Miguel Herrera fue presidente de la Federación de Básquetbol desde 1997 a 2013, una gestión resistida por muchos y recordada por la venta del gimnasio Nataniel. En enero de 2017, en principio, habrá nuevas elecciones y Herrera, a sus 68 años, quiere volver y se repostulará.
¿Por qué?
Me lo pidieron, la gente me ha pedido, me ha insistido. Fui a Valdivia, a los Sub 18, y ahí fue 'el acabose' cómo la gente me pedía que me presentara a candidato y ahí tomé la decisión. A algunos les agradará y a otros no.
¿En qué ha estado este tiempo?
Dedicado a la familia, los nietos. Y un poco a las asesorías a instituciones deportivas, en presentación de proyectos. Es bueno, se gana plata.
Pero usted dijo que a Colo Colo lo había asesorado gratis.
Esa sí, gratis, por mi amistad con Hugo Lara, amigo de Raúl Labán.
¿Lara estará con usted en la lista?
Él me ayuda, pero no creo que aparezca en la lista, él no quiere, quedó muy golpeado después de la última elección.
Tal vez no quiere hacer apariciones públicas por cuando no pudo asumir como subsecretario.
Yo creo que por ahí va la cosa.
¿Quiénes lo acompañan?
Estamos conformando las listas, de las que no me referiré todavía, pero hay varios profesionales. Nuestra administración anterior tuvo un problema justamente de administración y ahora no queremos tenerlo. Tiene que ser gente que entienda del tema.
Es que han cambiado mucho las cosas, ahora hay más plata.
Leí que la federación ha recibido algo así como 1.800 millones de pesos por estos cuatro años.
¿Cuánto se recibía en su época?
300 lucas; 400, no más que eso. Hacíamos dibujos.
¿Qué le ofrece hoy al básquetbol?
Profesionalizar y hacer más torneos y bien hechos.
¿De clubes o de selecciones?
De clubes.
Pero existe la Liga Nacional, la Femenina, la Libcentro, la Saesa.
Pero no hay competencia de menores.
Hay en la Saesa.
Pero hay que hacer competencias aquí (zona centro). Y a las selecciones hay que hacerlas jugar. Tenemos los contactos, pero hay que jugar con selecciones; hasta ahora se juega contra clubes y eso no ayuda.
¿Siente que la Liga Nacional es su legado, es como la planeó?
Yo la veía así, pero hay que ver eso de los equipos que suben y bajan. Hay un lío que hay que arreglar.
¿Le gusta el sistema de franquicias?
Nada. Para mí, eso tiene que resolverse en la cancha, no a los dados.
La idea es que cada club muestre un respaldo económico.
Pero ese respaldo debería estar cuando los equipos se inscriben, no después.
¿Qué balance hace de la actual directiva?
No quiero hacer con este directorio lo que hicieron conmigo.
¿Cree que el basquet ha avanzado?
No. Esta directiva está muy lejos, en Osorno, lo que hace difícil dirigir. Y hay mucha ignorancia, falta de contactos, calculo que les ha ido mal. Creo que el básquetbol se ha estancado. Trajimos a Vecchio, a Abreu, que hicieron un lindo trabajo y después los echaron.
¿Qué opina de sus reemplazantes y de los actuales técnicos nacionales?
Mejor me río, no hay punto de comparación... es para reirse, todo se hace al lote.
¿Cómo tomó aquellas manifestaciones públicas en su contra?
Hubo unos personajes que querían desprestigiarme.
¿Todavía le seduce la idea de ser presidente del COCh?
Eso lo dije como broma, no hay que ser tan serio. Tengo problemas para llegar a la federación y usted cree que voy a buscar el Comité Olímpico... Además, pienso que el COCh está muy endeudado.
¿Por qué cree eso?
Yo no creo que siempre la plata venga del IND.
Lo bueno y lo malo de su gestión.
Hicimos muchos torneos, abrimos puertas, salimos mucho al extranjero. Lo negativo fue la gestión administrativa poco profesional en el manejo de los recursos. Pero a mí nunca me han notificado de ninguna situación financiera. Nosotros pagamos todo: al abogado que nos asesoró en la venta del gimnasio Nataniel, 10 millones; al arquitecto, 24 millones, y dicen que no hay cómo rendir cuentas.
¿Va al básquetbol?
Muy poco.
¿Qué imagen cree que la gente tiene de usted?
Creo que ya no cree esas cosas.
¿Piensa que aún lo persigue esa venta del Nataniel?
Claro. Toda la vida. Es el error más grande que cometí en mi vida. Me he arrepentido. Claro, algún error debe haber por ahí, pero de ahí a que nosotros nos hayamos robado plata, lo veo muy difícil.