"Avísame para dónde miro. Me cuesta abrir los ojos. Siempre salgo mal, así que en realidad da lo mismo", dice, entre risas, Miguel Ponce (45) al momento de posar para las fotografías de La Tercera. El hoy jefe del fútbol formativo de Universidad de Chile está feliz, pero con poco tiempo para entregar detalles de su trabajo. Sus primeras tres semanas han sido intensas, en su idea de tener un completo detalle de cómo funcionan las cadetes del equipo que alguna vez lo cobijó como futbolista.

¿Cómo se da su llegada a la U?

Cuando Ronald Fuentes tiene alguna opción de llegar a la U, ya estaba la idea de que trabajáramos juntos. Nos conocemos hace mucho tiempo. Cuando él dirigía U. de Concepción, y yo Huachipato, pasábamos jugando amistosos. Nos molestaban por eso.

¿En el famoso desayuno se empezó a cimentar su llegada?

No, ese desayuno no tiene nada que ver. Son detalles que se agrandan porque hay un tema de hasta inocencia, porque Ronald también estaba llegando y pagó el noviciado. Sólo fue un café de amigos. Yo estaba trabajando con contrato en Huachipato. Además tenía encaminadas conversaciones para seguir en el club. Nadie haría una reunión formal a cien metros del hotel de la concentración de su club, en la terraza. Fuimos inocentes.

¿Por qué no siguió en Huachipato?

No concordamos en el tiempo. Siempre hay desgaste, eso también es evidente. Fue un tiempo muy duro. Yo estaba en la búsqueda de un paso en mi carrera en el cual era muy importante la proyección. No hubo acuerdo en un montón de cosas, pero con Huachipato tenemos una relación excelente.

¿No le costó tomar la decisión de salir del fútbol profesional?

Sí, no es fácil la decisión. Para nada. Caminar tanto rato para tener oportunidades y posicionarte es muy difícil. Está difícil la pega, todos los años salen técnicos, compañeros de trabajo que tuvieron grandes experiencias deportivas. Quería estar en la U, en este proyecto, más allá que sea distinto. El éxito para muchos amigos, que no comprendieron mi decisión, era que quizás estaba a un paso de dar un salto a un equipo que te lleve a conseguir lo que tú querías.

¿Nunca le ofrecieron la banca del primer equipo de la U?

No, nunca me llamaron.

¿Descarta reemplazar a Hoyos en caso que le vaya mal?

Cuando estás en una institución es difícil cerrar puertas porque la puerta te puede llegar en la cara. Pero los que estamos, Pablo Silva, Ronald y yo, estamos claros a lo que vine. Sé la tarea que tengo que cumplir. Quiero cumplir a lo que vine, que es potenciar las inferiores que no estaban consiguiendo los resultados que se esperaban. A eso vine. El resto son supuestos y no me hago cargo de eso. Quizás cuando pase eso (malos resultados de Hoyos), a lo mejor no voy a estar en la U. No estoy en la búsqueda de eso.

¿En cuánto tiempo se proyecta volver a dirigir?

En ningún tiempo. No me proyecto. Soy muy responsable. Si volviera a dirigir tiene que ser una cosa muy excepcional porque acá estoy como profesional, no por la amistad. Acá en el tiempo me soportará mi capacidad, y no la amistad. Estoy muy claro que hay gente que confió en mí. No porque mañana se me cruce una idea voy a dejar a la gente que confió en mí. Tendría que ser de común acuerdo, pero sería muy difícil.

¿Qué encontró en las inferiores?

Una infraestructura increíble. Se gasta un recurso económico importante y se ve una metodología de trabajo muy arraigada, muy concreta, que es muy bien llevada. Está bien puesta por el jefe formativo anterior, pero con detalles en el camino que eran muy educativas, pero que se alejaba de la exigencia profesional de lo que culturalmente es Chile. Esto no quiere decir que sea malo, porque todos los entrenadores tienen una metodología. Vengo a intervenir algo que funcionaba.

¿A qué diferencias culturales se refiere?

Es que culturalmente quizás esta forma te resulta en otro lugar. Sin embargo, nosotros necesitamos hacer los balones detenidos, necesitamos hacer trabajos específicos por línea, por puesto, por zona. Eso específico no se hacía antes.

¿Su primera intervención fue desvincular a cuatro personas?

Sí, pero es normal porque hay una reestructuración. Yo también traje gente, traje mi cuerpo técnico de Huachipato. La Sub 19 está sobre un cuerpo técnico ya profesional: está Luis Musrri, y el PF y ayudante que yo tenía en Huachipato.

¿La Sub 19 tiene que jugar igual a la U de Hoyos?

Sí, lo más cercano. Nosotros preparamos equipos ganadores, porque la U es un equipo grande. La infraestructura es de elite, y tenemos que preparar jugadores de ese tipo. Nos debemos a que los jugadores estén preparados para lo que Guillermo quiere.

¿Conversó con Hoyos?

Tuve una conversación más o menos oficial, mientras todo se normaliza. Me gustaría conversar con él, porque el aprendizaje que tiene, sobretodo en el Barcelona, es riquísimo. Mi trabajo es conversar con él, interpretar lo que necesita.

¿Le dio tips de cómo funcionaban las inferiores del Barcelona?

No, nada de eso hemos hablado.

¿Le gustaría que se los diera?

Yo quiero tener esas conversaciones, pero tengo que ser muy respetuoso por todo el trabajo que tiene. Tengo que estar atento para captar lo que me quiere decir.

¿Por qué la U no saca jugadores de las inferiores?

También está el contexto de la exigencia que tiene la U. Hoy tenemos una regla que nos obliga a disponer de un jugador juvenil. Pero también se acepta que hay generaciones que no tienen tanto talento. Estas tres semanas he consultado para sacar conclusiones de por qué con toda esta infraestructura que tenemos no ha habido resultados.

¿Le preocupa los gastos millonarios de los juveniles en cadenas de oro, o celulares, por ejemplo?

Es un tema, pero te voy a contestar por otro lado. En algún momento los clubes quisieron formar jugadores a toda costa. Se nos olvidó que primero eran personas, y que había que educarlos. Nos saltamos cosas. Hay que volver a ver al niño como persona, educarlo, y tener la respuesta adecuada. Siempre se trata de extrapolar al futbolista hasta por un tema de clasismo, y la verdad no deja de ser muy distinto en todas las clases sociales. De que si le das plata, que gane un millón o dos millones, igual van a tener el auto. Ahora que sea más criticable porque ese niño no necesita un auto y tiene otras prioridades, bueno, tampoco es tan criticable. La gente se llena la boca. Pero, ¿porque el otro tiene más educación es más comprensible y tiene más derecho a comprarse cosas? Lo que sí nosotros tenemos la responsabilidad de educarlos.

¿Le preocupa el bullying?

Después del artículo que salió en La Tercera lo hablé. Pregunté si había y cómo se había manejado. Vamos a poner mucha más atención en eso, porque debe haber respeto. Los adultos debemos poner las reglas y los límites. En el fútbol hay muchas personalidades. Sabemos que el fútbol es como un curso de colegio. Las tallas siempre siguen, aunque tengas 30 años, porque vives tras un deporte que es jugar. Sé que los tiempos han cambiado. Hay que estar muy atentos cuando empieza a afectar al niño. Pasa en colegios, y en todos lados.

¿Existían casos de bullying en la U?

Luego de la conversación que tuvimos, pregunté si existían casos. Siempre hay casos, pero son muy pocos. En este caso había aparecido uno en un jugador muy chico, pero te das cuenta que no es bullying. Se intervino y se solucionó.

Bruno Miranda y Valentín Castellanos asomaban como las grandes promesas de las juveniles. ¿Por qué los dejan partir?

Son decisiones que ya se habían tomado antes que llegara, pero tengo claro que esta rueda tiene que funcionar. Son niños que tuvieron una experiencia profesional, deslumbraron, volvieron atrás y ahora lo que necesitan es salir para que esta rueda siga funcionando. Deben agarrar experiencia para poder volver a la U con más bagaje. Hay un tema que se critica porque se van los niños destacados, pero el jugador de la U necesita un cierto estándar. Acá el estándar es muy alto, más ahora en un equipo campeón. Hay jugadores que te deslumbran, y después no siguen avanzando. Eso no quiere decir que sean desechados. Hoy el Real Madrid tiene el Castilla, Barcelona a Barcelona B. Hay una transición, y en Chile no. Es algo necesario.

Pero en contraparte traen a Luis Carlos Simigliani, venezolano de 18 años.

Sí, es así. Llega a petición mía, pero es más que nada una visión. Quiero aclarar que llega a la juvenil y no al primer equipo. Se le dio un tono mediático que no es. Te repito, salieron muchos jugadores, no solo Castellanos y Miranda, en búsqueda de agarrar aprendizaje. Está el caso de Nicolás Ramírez, de Nelson Espinoza. Si no somos capaces de captar talento, tampoco funciona. Hoy tuvimos la posibilidad de tener a ese venezolano, y hay que ver si resulta. Jugó en Primera, viene porque estuvo en el fútbol profesional. Lo traemos y hay que ver si resulta. Tiene una pensión, una ayuda económica, como cualquier niño de provincia. Lo único caro es el pasaje. Si resulta, nos ganamos un muy buen jugador, pero tiene que hacer los méritos como cualquier futbolista para dar el salto porque aún no está preparado para jugar en la U. Vemos que tiene condiciones, pero lo debe demostrar.