El conductor del taxi que va desde Hanga Roa a la playa de Anakena hace también de guía turístico. Muestra el volcán Terevaka, apunta al Rano Raraku, habla del Ahu Tongariki y de la fiesta Tapati de Rapanui. De repente, muestra un camino que enfila hacia una colina y anuncia que por ahí se llega a la casa de Mike Rapu. Una casa grande que no se ve desde la ruta.
Al afuerino el nombre de Mike Rapu le suena igual que el de cualquier rapanui. Pero al isleño, no. Mike Rapu, es Mike Rapu. Un pascuense de 53 años, al que Pedro Ibáñez -ex controlador de Córpora Tres Montes y presidente de los Explora- le confió US$ 17 millones para construir un hotel en la isla. De hecho, el recinto, uno de los más exclusivos del lugar, se llama Posada de Mike Rapu.
Mike es el hombre que hoy se atreve a decir que su patrimonio es el mayor de Isla de Pascua. Pero antes de ser rico -dueño de un centro de buceo, de la cervecería Mahina, de una productora de eventos y de plantaciones de papas y sandías-, Mike Rapu fue de todo: bailarín, campeón de caza submarina y récord de apnea. Cimentó su fortuna vendiendo atún en Santiago.
Limpiando fosas sépticas
"Yo estudié hasta tercero básico y no pude seguir porque me criaba mi abuelo y él se enfermó. Después vino la escuela de la vida. Gracias a los amigos que uno conoce y están mejor que uno, o películas que uno ve, uno tiene sueños. Y yo estoy convencido de que se realizan".
¿Cuál ha sido su principal sueño?
Veía a los compañeros viajar todos los años y decía, ¿cuándo me va a tocar a mí? Hasta que llegó un punto en que viajar hoy, es como tomar un taxi para mí.
¿A qué edad viajó por primera vez?
A los 19. Fue en 1981, y fui a Santiago porque era bailarín de un grupo de la isla, y estuvimos un mes en el Sheraton actuando. Después fuimos a Sábados Gigantes y al programa de Jorge Rencoret. Luego nos contrataron para la inauguración del Apumanque, y también después fuimos de gira por Tahiti, Nueva Zelanda. Empecé en los grupos de baile a los 16, hasta como los 22 años. Ahora viajo todos los meses a Santiago.
¿Por negocios?
Sí, y también me encierro en mi departamento y me relajo, porque aquí vivo a un ritmo sin parar. Me levanto a las 6:30, ahí levantar a los niños para ir al colegio, parto a ver mis cosas, visito el hotel, vengo a la caleta a comprar pescado fresco, paso a mi fábrica de cervezas, voy a mi parcela, etc.
Volvamos atrás. Era bailarín, comenzó a viajar, ¿y luego qué?
Era bailarín porque me gustaba, pero yo trabajaba como obrero haciendo zanjas, limpiando fosas sépticas, incluso tuve un período de panadero, pero era tan chico (13 años) que debía subirme a un cajón de tomates para alcanzar la masa. Mi mamá era madre soltera. Se casó y se fue a Santiago, por eso me crié con mi abuelo, quien falleció cuando yo tenía 12 años, y ahí me quedé deambulando por las casas de mis tíos.
Qué difícil infancia...
Super, pero estoy contento porque me ha enseñado a ser lo que soy y no tengo resentimientos. He aprendido de las cosas que he hecho. Después conocí al dueño de la bencinera de la isla y él me enseñó a leer planos, a adjudicar materiales para la construcción, a administrar plata, hasta que me dijo que yo era capaz de seguir mi vida. Entonces comencé a trabajar como contratista de la construcción, y en eso estuve como 12 años. Me fue superbién. Ahí, traje como 3 mesas de pool, 25 máquinas de flipper y puse un salón de juegos. Después me instalé con un almacén de abarrotes y arrendé una discoteque, mientras era contratista de la construcción. Pero luego de eso me separé y vendí todo, menos el centro de buceo, el cual había comenzado el 90. Me fui como 9 meses a Tahiti y me fundí todo lo que había juntado. Volví con una mano adelante y una atrás. Eso fue en el 97.
¿Cómo se lo gastó?
La disfruté. Arrendaba yates con amigos que había conocido, porque paralelamente yo hacía caza submarina, entonces viajé mucho a competir al continente, y a Tahiti. Esos viajes también me ayudaron a tener otra visión del mundo, y a tener más sueños.
"Me dicen el Hogar de Cristo"
"Al poco tiempo conocí a mi actual señora, María Soledad Gazmuri, madre de mis tres hijos chicos (tiene dos del matrimonio anterior). Ella es de Osorno y vino a hacer un estudio de capacidad de carga, de cuánto soportaba la isla el crecimiento turístico. Viajamos a Santiago y le dije 'quiero aprender a manejar internet y quiero colocar el atún de la isla en Santiago'. Y empezamos a tocar puertas. Terminé colocando 1,5 toneladas a la semana en Santiago. Ese ha sido el mejor negocio de mi vida. Marginaba un 300%. Si invertía un millón y medio, ganaba 7 palos.
En ese tiempo vivía solo para eso. Llegué a tener el monopolio del atún en la isla; no había pescado en los restaurantes.
Lo tienen que haber odiado en los restaurantes.
Sí, y salían comentarios en el programa de radio del alcalde. Pero yo me levantaba a las 3 o 5 de la mañana, recorría todas las caletas, y llegaba primero. Además, a los pescadores no les gustaba venderles porque ellos se regodeaban con el corte del pescado. Yo los compraba enteros y los procesaba.
Era el rey del atún ...
Sí, y soy también el rey de la papa local. Partí hace ocho años. Aquí jamás se habían producido 50 toneladas de papas al año. Cuando empecé a plantarlas, en 2001, se traían en barco y valía $ 1.200 el kilo. Mi señora me llevó a pasear a Frutillar y compré semillas.
Para eso hay que tener tierras. ¿Es el que más tiene en la isla?
No. Hay empresarios que tienen más. A mí la tierra me llegó porque Pinochet repartió las primeras 300 hectáreas, de a 5 hectáreas por familia. Esas 5 hectáreas las hice producir en papas, sandías y piñas.
Pero fue comprando más tierras.
No. Una tía me regaló 5 hectáreas porque siempre los he apoyado, y así…
¿Cuántas hectáreas tiene hoy?
¿Unas 70?
¿A puro regalo? Qué suerte...
¿Suerte? Bueno, a mí me dicen el Hogar de Cristo, por lo generoso que soy. A los rapanui, cuando te tienen cariño, les da lo mismo regalarte 5 o 10 hectáreas. No miden el peso sobre un sentimiento.
En la isla hay gente que no le tiene buena, porque fue el primero en abrir las puertas a inversionistas no rapanui.
A medida que vas creciendo, va quedando gente fuera de tu núcleo, porque no te miran como igual. Siempre hay algunos que están mirando con ganas de cosechar algo.
¿Siente que le tienen envidia?
Sí. Sobre todo por Explora. Yo siempre he sido trabajólico y he tenido mis cosas, pero no por Explora. Sé que podría estar solo con el hotel y con eso podría vivir toda mi vida, tener para mis hijos, para viajar, vivir bien. Pero mi visión no es esa; yo soy un niño que partió trabajando y voy a morir trabajando. En algún momento le dije a mi señora: "Cuando tenga 42 años no voy a trabajar más", y aquí estoy.
Axl Rose, Lagos y los Luksic
Vamos al Explora. ¿Cómo es ese negocio? ¿Arrienda el terreno? Aquí nadie que no sea rapanui puede comprar tierras.
No, yo estoy endeudado con Explora. O sea, ellos construyeron y financian la operación, y yo les pago a ellos y arriendo la infraestructura.
¿Pero cómo surge? Estaba con el atún, las papas, el buceo…
Sí, y también soy productor de eventos para transatlánticos. He hecho comidas para Axl Rose una vez que vino, desayunos al presidente Lagos, etc… El matrimonio del Rumpy también lo hice yo. Soy el Guillermo Rodríguez de la isla (se ríe).
Más bien el Guillermo Luksic de la isla, ¿le han dicho que se parecía a él?
Era amigo mío. La Antonia, su hija, o Andrónico me han dicho que me parezco. La primera vez que lo conocí, a través de otro amigo, me pidió que viera una casa para venir con su familia. Después me llamó él para decirme que quería puros productos de la CCU y que quería contratar mis servicios de catering. Estuvo 7 días y ahí nos hicimos amigos. Vino como 6 veces después, y dejó bastante aporte para el colegio católico acá; hizo una donación de casi $ 300 millones para construir el gimnasio y el oratorio. La Antonia vino a inaugurarlo; al Nico también lo conozco. Son una linda familia.
Y a Pedro Ibáñez, ¿cómo llegó?
Hace varios años, a través de Gastón Cummins, que fue gerente general de Córpora. Él venía acá de vacaciones y en uno de mis eventos en la playa de Ovahe, el 2001, nos conocimos. Él estaba conversando con mi primo, que le decía que él tenía la mejor tierra de Rapanui. Entonces yo retrocedí con mi bandeja y le dije: "Perdón, la mejor tierra de Rapanui la tengo yo". Terminó el evento y Gastón me dice: "Me gustaría conocer tu tierra". Y al día siguiente fuimos a verla. Ahí me planteó lo del Explora y nos invitó a conocer la operación, pero nos íbamos a Tahiti. Volvimos de vacaciones y nos volvió a llamar. Quería mostrarnos su cuidado del medioambiente, que era algo que nos preocupaba mucho con mi señora. Y me gustó el concepto. El 2004 se concretó finalmente, y esto solo pudo ser posible por una relación de confianza. Si lo ves desde el punto de vista legal, nadie va a querer invertir aquí porque es un contrato que se renueva cada cinco años. Ahí con Pedro nos conocimos bastante. Los abogados decían que no se podía invertir, porque a los cinco años yo podía decirle "hasta acá no más llegamos". Hasta que una vez, Pedro me queda mirando en una mesa y dice "yo confío en este caballero, así es que voy a apostar mi plata". Entonces, que alguien te apueste US$ 17 millones por la confianza es un hito en la historia. Uno ve el caso del amigo Schiess (Christoph, dueño del hotel Hanga Roa) y me da pena todos los problemas que ha tenido. Invirtió US$ 50 millones y no está a full porque siempre hay alguien protestando por un derecho que también es justo.
¿Le gustaría que la isla creciera más?
No. La isla es muy frágil. Necesitamos un relleno sanitario urgente. La gente recicla hace muchos años, pero corremos riesgo de contaminación de las napas subterráneas. Creo que para venir a la isla tiene que tener una cuota, porque hay mucha basura. No se debiera permitir más de 150 mil personas al año.
¿Cómo le ha ido al Explora como negocio?
Mira, no digamos ¡qué bien! Es mucha inversión y el tema que nos perjudica son las conexiones de las líneas aéreas, porque LAN vende mucho, pero mucho turismo de multitienda, entonces el segmento que manejamos es otro; y es el que todas las agencias de la isla debieran manejar, porque es un turismo selectivo, que cuida el medioambiente, no vienen con el jamón y el queso de Santiago.
Bueno, pero la isla es cara y para qué decir el Explora.
Sí, pero la isla es frágil. Este es un museo al aire libre. Tenemos más de 37 mil sitios arqueológicos. Es mucho más que playa. La isla es el paisaje, los moais, la cultura viva que te puede mover el alma.
¿De cuánto es su fortuna?
Es rasca decir lo que uno tiene. Lo que sí puedo decir es que hay varios empresarios que tienen más que yo, pero yo soy el que tiene el mayor patrimonio. Algo que me enseñó mi abuelo es a no andar contando lo que uno tiene y mantener la humildad, que son valores que yo trato de transmitir a mis hijos. Ellos nunca han querido estar en mis cosas. Y para ellos es un problema, porque cuando conocen a alguien y le dicen soy hijo del Mike Rapu, les cambia la relación. Ellos quieren su vida y valerse por sí mismos.
¿Cuando tenía 12 años, qué pensaba que iba a ser a los 53?
Nunca me imaginé todo lo que he logrado.