Mike Rezendes: "El periodismo investigativo permite que los poderosos respondan por lo que hacen"
El ganador del Pulitzer cuenta cómo fue trabajar junto a los actores del filme nominado a seis Oscar, que se estrenó el jueves.
En la sala de redacción de The Boston Globe, todos los periodistas se mueven a un ritmo más o menos similar. Todos, menos los cuatro reporteros que pertenecen al equipo denominado Spotlight, una especie de grupo de elite que trabaja guiado por su reloj interno y al que ningún jefe le pide nada en particular. Movidos por un olfato infalible, descubren las noticias más importantes de la ciudad y llegan hasta el final de ellas, dejando al descubierto los escándalos más innombrables y los personajes más siniestros. Un día de aquellos llega un nuevo editor al periódico y, muy amablemente, les pide que pongan los ojos en las denuncias de abusos sexuales de sacerdotes que se explicitan en una columna publicada en su propio periódico. Es decir, a su estilo, les pide que se dediquen a investigar ese caso. Varios meses después, aquel trabajo será recompensado con un Premio Pulitzer y muchos años más tarde todo será parte de una película cuyo nombre es simplemente Spotlight.
El filme, que esta semana se estrenó en Chile bajo el nombre de En primera plana, es un muy eficaz largometraje sobre el oficio periodístico y compite por seis premios Oscar, entre ellos a Mejor Película y Mejor Dirección. El elemento clave acá es el trabajo en equipo. Ellos son los reporteros Mike Rezendes (Mark Ruffalo); Sacha Pfeiffer (Rachel McAdams); y Matt Carroll (Brian d’Arcy James). Todos son liderados por Walter Robinson (Michael Keaton), quien dirige y al mismo tiempo reportea. Ellos son Spotlight, el equipo de periodismo investigativo que ganó el Pulitzer en el 2003 tras provocar la renuncia del arzobispo de Boston Bernard Law (Len Cariou), acusado de encubrir casos de abusos sexuales al interior de la Iglesia católica. En este microcosmos laboral, el editor Marty Baron (Liev Schreiber) es el recién llegado que les pide dedicarse a investigar el caso.
Desde su lugar de trabajo en The Boston Globe, el auténtico Mike Rezendes cuenta cómo fueron los hechos descritos en la cinta. “La película es una dramatización de lo que vivimos, pero aún así es increíblemente cercana a la realidad de ese momento. Me consta que todos trabajaron muy duro para reproducir cómo es un periódico. El director y sus colaboradores estuvieron literalmente varias semanas en el diario”, cuenta Rezendes, quien está invitado a Chile para la entrega del Premio Periodismo de Excelencia 2015 que otorgará la Universidad Alberto Hurtado en abril. “Es un honor ir a Chile, sobre todo considerando que estaré en la entrega de un premio que reconoce el buen periodismo. Donde haya buenos reporteros, habrá una sociedad mejor”, dice Rezendes al teléfono, dejando en claro que se aferra al trabajo con una vocación casi apostólica.
Aunque en varios pasajes la cinta de Tom McCarthy es un retrato idealizado, también hay momentos en que los reporteros se enfrentan a dudas y conflictos, como cuando el personaje a cargo de Michael Keaton reconoce que hace muchos años no cubrió con rigor las denuncias de abusos sexuales protagonizadas por sacerdotes. “Es una de las fortalezas de la película. No aparecemos representados como tipos perfectos, sino que muchas veces lucimos desesperados, dando palos de ciego, corriendo por callejones sin salida, perdiendo la compostura. Así es este trabajo: a veces metes la pata, te sacan de la cobertura para hacer otra cosa o simplemente no das con la pista”, cuenta Rezendes.
La interpretación que hace de él Mark Ruffalo está siempre al filo, poseído por el trabajo y sin tiempo para nada más. Así recuerda al actor: “Llegaba todo los días al diario y se sentaba al lado mío, en el escritorio. Me observaba como hacía las entrevistas y hasta participó de alguna. Veía cómo tecleaba en el computador o cómo tomaba el teléfono. En esa época estaba trabajando en un reportaje sobre los enfermos mentales de la cárcel y tenía algunos videos en mi poder. Eran bastante crudos y gráficos, y Mark llegó a involucrarse mucho, los veía una y otra vez. Me preguntaba siempre cómo podíamos ayudar a esas personas”.
La labor en grupo de los hombres de Spotlight es otra de las columnas vertebrales de esta historia. “Cuando Walter Robinson formó el equipo, se fijó en que las cuatro personas que lo integraban tuvieran talento, pero también en que fueran capaces de trabajar en equipo, dejando sus egos a un lado. Eramos sólo cuatro, pero estábamos tan compenetrados que parecíamos ocho. Lo interesante de todo esto es que el grupo de actores que nos representa debió hacer lo mismo. Cuando hace unos meses recibieron un premio en Nueva York, Mark Ruffalo dijo que para lograr el tono del filme tuvieron que dejar la vanidad a un lado. Es una curiosa reflexión que también se puede aplicar al periodismo”, dice Rezendes.
El motor de partida de En primera plana es la llegada del editor Marty Baron al diario. “Fue crucial. El venía del estado de Florida, donde el sistema de archivos públicos es el mejor del país. Por el contrario, en Massachusetts es increíblemente complicado acceder a éstos y suele pasar que un juez niegue la posibilidad de tenerlos, aunque sean archivos gubernamentales. Por esta razón a Marty Baron le parecía irracional que por una simple decisión de una corte, la Iglesia Católica mantuviera estos registros bajo un sello y nosotros no pudiéramos acceder . Por otro lado, él venía de afuera, tenía la mirada de un outsider. No tenía ninguna deferencia o sumisión a la Iglesia Católica, similar a la que pudieran tener los periodistas de Massachusetts, o del propio Boston Globe. Aquí, la Iglesia Católica es la institución más poderosa e influyente y se le tiene una natural deferencia. Muchos de los periodistas del Globe, entre ellos yo, crecimos como católicos y teníamos el hábito de no ir contra la Iglesia. Marty Baron, por el contrario, no tenía ese hábito. Además, claro, era judío”.
Rezendes, que lleva 27 años en The Boston Globe, también se refiere al espíritu del filme, que celebra la importancia del periodismo de investigación. “Es vital que este tipo de periodismo sobreviva. Si uno lo piensa, es la única arma de la que disponemos para que las instituciones de individuos con poder respondan por lo que hacen. Sin esa función y sin esa información, estamos en problemas y la democracia se ve amenazada”.
De paso, el periodista de The Boston Globe se refiere al estado actual de los diarios, una realidad que también deja ver en algún momento la película de Tom McCarthy: “Es verdad que los periódicos atraviesan grandes desafíos financieros, pero a la larga me parece que los editores han entendido que el periodismo de investigación es apreciado por la gente. Nuestras mediciones en el Boston Globe lo muestran así, y el equipo de Spotlight es hoy más grande que en el 2001, cuando se ambienta la película”.
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