"He pasado una noche inolvidable entre amigos", dijo Milanés sobre su actuación de dos horas la noche del sábado en la American Airlines Arena. "Creo que valió la pena visitar Miami".

A pesar del acalorado recibimiento, la presentación de Milanés polarizó a la comunidad cubana. Por un lado, organizaciones anticastristas protestaron en la calle, mientras en el interior del recinto algunos miles de amantes de su música presenciaron el espectáculo y corearon sus emblemáticas canciones.

Ícono junto a Silvio Rodríguez del movimiento conocido como La Nueva Trova, el cantante interpretó temas como Yolanda, Dónde estarán los amigos de ayer, El primer amor y Éxodo, que dedicó a los cubanos que han salido de la isla.

Pero fuera del American Airlines Arena la situación era distinta. Exhibiendo carteles de rechazo al trovador, decenas de opositores recibieron a los asistentes con gritos de traidores, vendidos a la tiranía o títeres de Castro, desde la acera opuesta de la instalación.

"Es un asunto de dignidad rechazar a los representantes de los Castro", dijo el abogado Miguel Anda, hijo de padres cubanos. "No vamos a permitir que nos falten el respeto".

Otros señalaron no compartir la posición política de Milanés, pero sí gustar de su arte. "No simpatizo con sus ideas políticas, pero desde niño amo su lírica y su modo de interpretar", dijo el cubano Heriberto González, de 56 años al concluir el show. "Respeto el dolor y el sufrimiento de muchos de mis compatriotas, pero no quise perderme esta oportunidad".

Sin embargo, Milanés, quien se describe como revolucionario de izquierda, progresista, tolerante y capaz de escuchar todas las tendencias y respetarlas, tuvo frases críticas con el gobierno de La Habana en entrevistas ofrecidas tanto en Washington como en Miami.

"Fui fidelista, pero ya no soy fidelista", dijo Milanés a un canal televisivo, previo a su concierto del viernes en Washington, donde también afirmó que "no tengo ningún problema en cantarle a las Damas de blanco", grupo de familiares de presos políticos en la isla.

"Vengo en busca de paz y amor y a tender la mano a quien me tienda la mano", señaló Milanés antes de salir a escena en Miami. "Quiero que escuchen a un hombre que va a cantar sus canciones, que son puro sentimiento, pura espiritualidad y que reflejan cosas cotidianas que hablamos y sentimos los cubanos".

Alrededor de 3.000 personas, de las 5.000 localidades disponibles, pagaron sus entradas con precios que oscilaron entre 48 y 198 dólares. Al final de la actuación, un espectador le entregó una bandera cubana que Milanés aceptó y se colocó sobre sus hombros.

Ganador de dos premios Grammy, Milanés, de 68 años, continuará su recorrido junto a su orquesta de 20 músicos en el United Palace de Nueva York el 10 de septiembre. Un día después lo hará en el The Orpheum Theater, en Boston, luego en Oakland y finalizará su gira prá en el Paramount Theater, en el Teatro de Bellas Artes en San Juan, Puerto Rico, el 17 de septiembre.