Cientos de cristianos huyeron hoy en masa de Mosul tras un ultimátum de los yihadistas del Estado Islámico (EI) que amaga con acabar con la presencia centenaria de esta comunidad en la ciudad iraquí.
Un corresponsal de la AFP indicó que los cristianos se apretaban en automóviles privados y taxis para escapar al ultimátum lanzado por los yihadistas, que han hecho de Mosul (norte) el centro de su autoproclamado "califato".
"A algunas familias se les ha arrebatado todo su dinero y joyas en un punto de control al huir de la ciudad", dijo Abu Rayan, un cristiano que acababa de dejar detrás Mosul en auto.
Los yihadistas del EI, que han dominado la ciudad desde que lanzaron su ofensiva militar en el país el 9 de junio dirigidos por Abu Bakr al Baghdadi, comunicaron a los miles de habitantes cristianos que podían convertise, pagar una tasa especial o huir.
Un comunicado del EI indicó que "no habrá otra cosa más que la espada" para los cristianos que permanezcan después de las 09:00 GMT del sábado en Mosul, la segunda ciudad del país con dos millones de habitantes.
Algunas familias se mostraron inicialmente dispuestas a pagar la "jizya" (tributo islámico), pero los mensajes lanzados el viernes desde las mezquitas provocaron al parecer el éxodo masivo.
Un profesor que se presentó como Fadi explicó haber decidido quedarse.
"Me quedo. Ya me siento muerto", dijo a la AFP por teléfono antes de que se cortara la línea. "Sólo me queda el alma y si quieren llevarse eso, no hay ningún problema", agregó.
El patriarca caldeo Louis Saki, al frente de la mayor comunidad cristiana en Irak, estimó que quedaban unos 25.000 cristianos el jueves en Mosul.
"Es una limpieza étnica pero nadie lo dice claramente", denunció Yonadam Kanna, principal político cristiano en Irak.
"Es la primera vez en nuestra historia que ocurre algo así. Arabes y cristianos solían vivir juntos", lamentó.
Los yihadistas, que controlan amplias zonas del norte y oeste de Irak, "parecen querer erradicar cualquier traza de grupos minoritarios" en las regiones bajo su égida, denunció la directora para Oriente Medio de Human Rights Watch, Sarah Leah Whitson.
Otras minorías -yazidis (quienes profesan una antigua religión preislámica sincretista), turcos y chiítas chabak- de la provincia de Nínive han sido víctimas de crímenes aún más crueles que los sufridos por los cristianos, según HRW.
La ofensiva de los insurgentes sunitas ha obligado a más de 600.000 personas a abandonar sus casas, ha dejado miles de muertos y colocado a Irak al borde del abismo.
Las fuerzas iraquíes abandonaron el mes pasado armas y uniformes al batirse en retirada ante el avance del EI.
Desde entonces, el ejército se ha reagrupado con la ayuda de Washington, Moscú y las milicias chiítas, pero no consigue reconquistar el territorio ni frenar la violencia.
Al menos 12 personas murieron este sábado en cuatro atentados con coche bomba en Bagdad, informaron fuentes médicas y de seguridad.
EL REGRESO DE TALABANI
En este contexto, el presidente, Jalal Talabani, regresó este sábado al país tras 18 meses de tratamiento médico en Alemania.
Talabani, un kurdo de 80 años, regresó a Irak la víspera de la fecha límite para depositar las candidaturas a la presidencia, cargo que ocupa desde 2005, pero según analistas, es muy poco probable que se presente.
Pese a su veteranía y fama de negociador hábil, algunas observadores dudan de su capacidad para poner fin a la ola de violencia étnica que asola el país.
"Realmente creo que estamos en la era post Talabani", dijo Toby Dodge, director del Centro de Oriente Medio de la London School of Economics.
Los diputados eligieron el martes al jefe del Parlamento, Salim al Joubouri, y ahora deben elegir al presidente de la República, que a su vez designará al primer ministro.
En el poder desde 2006, el jefe de gobierno, el chiita Nuri al Maliki, es muy criticado por su autoritarismo y su política de discriminación hacia los sunitas y los kurdos.